Bruselas, (Andes).- El presidente de Ecuador, Rafael Correa, en su condición de gobernante del país que ostenta en 2015 la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanas y Caribeñas (Celac), afirmó este miércoles que la erradicación de la pobreza y la desigualdad es un “imperativo moral” de esta región y del mundo entero, al inaugurar la II Cumbre entre ese bloque y la Unión Europea, en Bruselas, Bélgica.
“La erradicación de la pobreza es un imperativo moral para nuestra región y para el planeta entero, porque por primera vez en la historia de la humanidad dicha pobreza no es falta de recursos, sino fruto de la inequidad, donde pocos tiene todos y muchos no tienen nada”, afirmó al exponer los cinco ejes previstos por Celac hasta el 2020, como son, además, ciencia, tecnología y conocimiento, cambio climático, infraestructura y conectividad y consolidación del papel de Celac como bloque.
En la región viven en condiciones de extrema pobreza 68 millones de latinoamericanos y caribeños, de los 604 millones que habitan en los 33 países del bloque, señaló.
Sobre la inequidad señaló que normalmente las políticas para enfrentar ese tema se han limitado a atacar la distribución de la renta nacional, sin preocuparse por el acervo de capital y su concentración en pocas manos, y puso como ejemplo Ecuador, donde 90% de las grandes corporaciones está a manos de menos del 2% de familias.
“Las inequidades se profundizan porque la tasa rentabilidad del capital es superior a la tasa de crecimiento del ingreso nacional y se produce la llamada sociedad patrimonial, fruto de la acumulación heredada y presente de riqueza, lo cual socava a la sociedad meritocrática, como base de una democracia real”, aseveró.
Dijo que por ello, autores como el francés Thomas Piketty, autor de la obra ‘El Capital en el siglo XXI’, han propuesto un impuesto mundial y progresivo para regular el capitalismo patrimonial globalizado del siglo XXI, pero actualmente es imposible, aunque sí se puede avanzar a nivel nacional en cortar fuentes ilegales de acumulación como la plusvalía, fruto de la especulación, así como proponer adecuados impuestos progresivos a las herencias.
En otros temas, el mandatario ecuatoriano también demandó de la UE mayor cooperación en talento humano, ciencia y tecnología, al señalar que en la etapa actual de desarrollo de los países de Latinoamérica y el Caribe, el tipo de cooperación que se requiere “ya no es la escuelita o el camino vecinal”, sino la formación de talento humano y transferencia científica y tecnológica.
Además recalcó la importancia de aumentar la inversión en investigación y desarrollo y expuso que actualmente en esta área geográfica se invierte el 0,78% del producto interno bruto (PIB), cifra que debe duplicarse en los próximos cinco años en al menos el 1,5% del PIB. “Creemos profundamente en el poder transformador de la ciencia y la tecnología”, afirmó.
En otro orden, citó a la protección del medioambiente y las medidas para frenar el cambio climático y dijo que los países desarrollados generan un conocimiento que privatizan y los países de esta región bienes ambientales, de libre acceso y consumo gratuito; y mientras los grandes contaminadores no firman el Protocolo de Kioto, en esta parte del mundo existe cárcel si no se paga regalías por un producto patentado.
Sin embargo, dijo que se cree muchas veces la generación de bienes ambientales no tiene costo, y muchas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) exigen no se explote el petróleo de la Amazonía, lo cual implica “un costo inmenso” en términos sociales y ambientales.
En cuanto al financiamiento para infraestructura, desarrollo y conectividad, refirió que la región deberá invertir el 6,2% del PIB regional, cerca de 320.000 millones de dólares anuales hasta 2020, pero en el último decenio solo sea invertido el 2,7% del PIB, según datos de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).
“América Latina y el Caribe necesitan la inversión extranjera, pero dentro de una relación entre Estados y transnacionales más justa y equilibrada, que posibilite el beneficio mutuo, el respeto a los derechos humanos y de los derechos de la naturaleza”, indicó.
Presentó además la propuesta desde Celac de la creación de centros de arbitraje para esta área, que eviten atentados a las soberanías que constituyen los actuales Tratados Bilaterales de Inversión (TBI), que están en función del capital, e incluso los árbitros están vinculados a estas mismas empresas. Mencionó que el organismo regional trabaja en una nueva arquitectura financiera.
Como último eje, citó la necesidad de Celac de desarrollar su rol como bloque, y manifestó que los países a ambos lados del océano Atlántico existen coincidencias y son regiones dignas, libres y soberanas, pero demandó incluir en sus agendas el tratamiento relacionado con las poblaciones migrantes. “Se prioriza la liberación financiera y de mercancías, pero se criminaliza cada vez más la movilidad humana”, apuntó.
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