Y remontándonos al pasado, no fue con Artigas que comenzaron las diferencias, sino que la guerra de puertos viene desde la época en que la Corona Española era la que gobernaba estas tierras.
Es que antes de enojarse porque el equipo de fútbol uruguayo les ganó la final de los Juegos Olímpicos de 1928, la final del Mundial del 1930 y los sudamericanos de 1935, ya se habían enojado, aún cuando no argentinos y tampoco uruguayos, cuando Artigas desconoció no aceptaba el dominio de Buenos Aires pero mucho antes cuando su metropolí cayerá ante los ingleses y nuestro Montevideo en cambio fue nombrada por el Rey de España como la “Muy fiel y reconquistadora”, pues los ingleses, a la fuerza, aquí no pudieron, como sí lo hicieron luego diplomáticamente para dividirnos.
Pero son broncas de familia, pues hablamos el mismo idioma, tenemos mayoritariamente la misma religión, y sin duda similares costumbres.
Y estamos emparentados o tenemos amigos en los países.
Pero somos distintos, como distintos son ellos entre sus provincias, no en vano la Liga Federal era parecido a lo que hoy es Uruguay, más gran parte de Río Grande del Sur, pero también Misiones, Corrientes, Santa Fé. Entre Ríos y Córdoba, cuya actuales banderas tiene todavía los resabios de la bandera de Artigas.
No en vano cuando algunos en 1810 en Buenos Aires querían una monarquía americana, nosotros hablabamos de una república y en las “Instrucciones del Año 132, Artigas hablaba de una confederación, con una capital fuera de Buenos Aires, aunque es de intuir que tampoco le gustaba mucho Montevideo, porque la capital de la Liga Federal estaba en Purificación.
Sin embargo Dios nos puso juntos y Lord Ponsomby nos separó. Y así estamos. Hoy hay dos relacionamientos, el de la gente por un lado y el de los gobiernos por otro.
La gente puede discutir si Peñarol o River, si Punta del Este o Mar del Plata, pero ellos van a venir a nuestras playas y nosotros vamos a ir a Buenos Aires, que es en mi opinión una de las ciudades más lindas del mundo, con una belleza distinta a Montevideo, nunca mejor.
Y la gente va a seguir estando junta, porque todo lo que dije, por los parentescos, por los amigos, por el Centenario y La Bombonera, por Maroñas y Palermo, por nuestras playas y su microcentro, por tantas cosas.
Los gobiernos… es otra cosa y este argentino otra peor. Nunca ví contra Uruguay, más encono sin sentido.
Yo no voté a ninguno de los últimos dos gobiernos uruguayos ni al actual ni al anterior. En cambio el gobierno argentino, aunque no lo haya votado, hizo todo lo posible para que ganaran, hasta dió asueto a los uruguayos para que vinieran a votar. Y el entonces empresario “top” argentino, les facilitó la llegada a nuestro país abaratándoles el costo del pasaje.
Las reacciones desmedidas contra nuestros puertos, contra el dragado de los ríos, contra una planta procesadora cercana a su territorio, pero que cumple con todos los parámetros de calidad, contra la llegada de turistas a nuestro país, parece ser una venganza, por no dejarse manejar los gobernantes uruguayos, según los gustos de los ocupantes de Olivos.
Y si esto fuera así, en el pecado de los gobernantes uruguayos esta la penitencia, pues mucho les gustó las señales que los gobiernos argentinos les dieron cuando eran candidatos.
Seguramente este fue el motivo, por él que sobre todo el actual gobierno uruguayo, tuvo una conducta tan contemplativa con su par argentino.
Fue precisamente, esa falta de firmeza, la que llevó a ambos países a la actual situación de distanciamiento.
Dieron la mano y les tomaron el brazo.
Hoy quieren reaccionar, pero es tarde, han perdido los plazos razonables.
La solución vendrá mañana, cuando otros partidos y obviamente otras personas gobiernen en ambas márgenes del Plata.
Eso será cuando se restablezca el diálogo entre pares polílticos y no entre pares emparentados ideológicamente.
Aún pensando diferente deberán encontrarse caminos comunes que a ambos puebles beneficien.
Y para ello, será necesario una Argentina en crecimiento, para que no exista en nuestra América sólo una potencia, Brasil, ya que a pesar de todo lo dicho sobre intenciones de algunos con sus sueños monárquicos, Argentina nació como una República, mientros que Brasil lo hizo como un imperio… y con Argentina a pesar de todo lo que nos une nos separan dos ríos, con Brasil, a pesar de todo lo que nos diferencia empezando con el idioma, tenemos fronteras terrestres.
José A. Alem Deaces