La otra mirada

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Cuando un individuo debe coexistir en la vida con todo a lo que hace a las miserias de la existencia; cuando un ser humano tiene la necesidad en razón de su trabajo, de donde vive o donde desarrolla algún tipo de actividad específica, de codearse con las bajezas humanas, sin que éstas lo salpiquen; viéndose obligado a interactuar con el hombre en su más descarnada esencia, tiene, aparte de la obligación moral de hacer algo para ayudar a revertir la situación, la posibilidad de mirar a los ojos de ese monstruo que nos habita, que deambula por nuestros interiores pasadizos y que en forma conveniente tratamos de dominar, de contener, de educar, porque si bien solemos percibirlo en los demás, y aunque no lo admitamos, también se abriga en nuestro corazón, y solo hace falta una chispa, un motivo banal, un pretexto, para que despierte.
No todos en la sociedad han tenido la posibilidad de participar en la Universidad de la vida, de esas clases magistrales donde hombres y mujeres se desnudan; se muestran tal cual son, sin atavíos, sin disfraces, sin camuflaje, y es por ello que debemos reconocer y aplaudir cuando desde otros espacios, alguien nos tironea del alma para posicionarnos en el orbe donde la maldad y el arrepentimiento, la decrepitud y la voluntad, el sub mundo de las drogas, y los códigos carcelarios y los carceleros, las armas y la piedad, las víctimas y los victimarios, los culpables, los inocentes, el crimen y su esclarecimiento, las lealtades y las traiciones, la justicia, la injusticia, los tumberos, los policías, los jueces y los periodistas, van de la mano; trama y urdimbre del conglomerado social que nos dice a gritos de un tema tabú que casi nadie toca, que casi nadie explora, que casi todos pretenden obviar porque duele, porque lastima, porque molesta, y es por ello que evitan LA OTRA MIRADA, pretendiendo ignorar esa realidad que un hombre de la talla profesional de NANO FOLLE, desviste, denuncia, esclarece, obligando al compromiso, a la toma de responsabilidades, llamando, sin expresarlo específicamente, a la acción, para atacar un problema que hoy, ahora y en estos tiempos, aún tiene solución, ya que no es con propuestas baratas, con planteamientos fáciles que el mismo se mitiga, sino con políticas de Estado reales, verdaderas, sinceras y realizables, donde se trabaje en serio, patrióticamente desde las Instituciones, para achicar la brecha social que amenaza con ser insalvable, planteándonos como única alternativa entre nosotros, el odio o el desprecio.
Sabido es que el nivel de evolución de una sociedad se mide por cómo ésta trata a sus enfermos, a sus ancianos, a sus niños y a sus presos, por ello este tema álgido, escabroso, pero ineludible, donde por un lado tenemos al hombre y la mujer tras las rejas, en cana, preso, privado de su libertad, y por el otro a la víctima, el despojado, el avasallado, el ultrajado que se auto enreja, que se limita, que se encierra como protección, al tiempo que clama por justicia, o por venganza y en medio, la marginación de niños y niñas estigmatizados, vapuleados, relegados, cargando el karma de la maldad o del error de sus mayores, quienes sueñan ya desde pequeños, y como única salida, seguir la misma senda de los antecesores.
Este libro que tan profundamente fuera presentado por el sociólogo Eduardo Morás y el joven escritor Alejandro Korch, trasciende a mi juicio lo que expresara el autor al referirse a él como un pedazo de tiempo, que como un incontenible sueño se fue plasmando en el papel, siendo desde mi óptica, un grito de alerta, un llamado de atención, un tirón muy fuerte, como expresara, al alma de una sociedad que a veces, a cubierto de quienes deben llamarse a responsabilidad, se hace la sorda y mira para otro lado, mientras este flagelo consume lo mejor de nuestros jóvenes, volviéndonos agrios, alienados, tristes, oscuros y muy pobres, calificativos éstos que los uruguayos no nos merecemos.
La otra mirada
Nano Folle
222 páginas
Planeta (Uruguay)