“Es deber del periodista proteger a sus lectores o receptores del engaño del poder” – Javier Darío Restrepo (Frases sobre ética periodística).-
Por Paco Tilla.-
Se perdió todo, ética periodística, confiabilidad en la información y principalmente, quienes se escondían bajo el disfraz del cronista ético, se quitaron la máscara y se mostraron ya sin tapujos como militantes, que en muchos casos nos engañaron a todos cuando estaban frente a cámaras de TV o micrófonos de una radio, durante años.
Como nunca antes, el nuevo gobierno de Uruguay coloca en distintos cargos dentro del Estado a periodistas y comunicadores afines, en una seguidilla espeluznante de designaciones que asustan y nos lleva a preguntar: ¿Y entonces quiénes nos estaban (des)informando?
La lista de militantes que fungían como informativistas, movileros (una gran cantidad en este rubro), lectores de noticias, llevaban agua para el molino y hoy el molinero les reconoce su labor y los premia con un cargo estatal que en definitiva pagaremos los mortales contribuyentes.
Hasta el momento el listado de beneficiarios es gigantesco, pero irá en aumento.
La ética periodística
En 3 de diciembre de 1932 en el municipio antioqueño de Jericó nació Javier Darío Restrepo el hombre destinado a convertirse en el decano de la ética periodística en Colombia.
Algunas de sus brillantes frases sobre ética periodística, son hoy un manual de consulta de los verdaderos periodistas.
En cuanto el periodismo se ejerce como un poder, pierde su esencia y se convierte en otro más de los poderes que se disputan el control de la sociedad mediante el uso de la fuerza, del dinero o de las argucias de los políticos.
Es un periodismo dañino y de baja calidad el que se hace desde las trincheras de algún partido o candidato, sin conciencia profesional.
La naturaleza de la ética periodística está centrada en los valores del compromiso con la verdad, la independencia y de la responsabilidad social, que son los altos niveles del mejor periodismo.
El papel del periodista al ofrecer información es proteger al receptor de su mensaje contra los intentos propagandísticos o de alteración de la información.
Ni los tuiteros ni los grafiteros ni los blogueros pueden llamarse periodistas por razón simplemente de esas actividades comunicativas.
Cuando el periodista se alindera o atrinchera, disminuyen su credibilidad y sus posibilidades de influencia.
El buen periodismo no admite el dinero ni como instrumento ni como presión.
Aceptar regalos, títulos honoríficos, favores, privilegios, pone en riesgo la independencia del periodista, que es una cualidad esencial para hacer un buen trabajo.
La confianza del público tiende a fortalecerse cuando el periodista actúa de modo claramente independiente respecto de las personas o instituciones que lo han contratado.