
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, advirtió que el mundo asiste a una crisis de desconfianza en las instituciones democráticas alimentada por movimientos reaccionarios que prometen el retorno a un pasado que nunca existió.
En su intervención ante el pleno de la Asamblea General, el gobernante dijo que ese pasado fue de marginación, criminalización de minorías desfavorecidas, rechazo a la igualdad y banalización del feminismo o cuestionamiento de los derechos civiles y sociales.
Esas ideas que creíamos superadas prosperan donde es mayor la frustración y son difíciles de combatir porque se valen del miedo, dijo, y agregó, que pese a ellas, hay motivos de esperanza.
Uno de esos motivos es la postura de la sociedad civil en España en cuanto a la igualdad de género, como se observó en el futbol femenino, abundó Sánchez.
“España ha dicho se acabó, se acabó con todas las consecuencias, porque cada vez que una mujer avanza, avanzamos todos, hombres y mujeres junto a ellas”, enfatizó, afirmando que el feminismo es el mayor antídoto contra el extremismo reaccionario.
Reconoció que queda mucho para alcanzar la igualdad plena y destacó que la principal batalla es la erradicación de la violencia machista.
La contradicción de Sánchez
Pero lo que no dijo Pedro Sánchez, es que la inexplicable ley del “Solo sí es sí“, impulsada por su ministra de Igualdad, Irene Montero, aplicada desde hace varios meses, ha permitido hasta la fecha que 1.205 agresores sexuales obtengan rebajas de sus condenas y más de 120 violadores salieron ya en libertad anticipada.
No se ve en esto una defensa de la mujer como proclama Pedro Sánchez en sus discursos.