El buque escuela de la Armada argentina, amarró en el puerto de Montevideo, después de navegar durante siete días desde el puerto de Pier Mauá, en Río de Janeiro, en la parte final de una travesía de 196 días que también lo llevó por puertos de Estados Unidos, Holanda, Francia, Irlanda, España, Italia y Grecia, antes de que llegue a Buenos Aires el próximo sábado, de donde zarpó el pasado 23 de abril.
El personal a bordo de la embarcación fue recibido por el embajador argentino en Uruguay, Guillermo Montenegro; el director general de Personal de la Armada de la República Oriental del Uruguay, Contraalmirante Daniel Núñez, y al Agregado Naval en Uruguay, Capitán de Navío Pablo Fal.
El Capitán de Navío Ignacio Errecaborde (Comandante de la Fragata), brindo una conferencia de prensa luego del arribo del buque a tierras uruguayas junto al Embajador Argentino.
En la misma comentó que durante el viaje, los Guardiamarinas de la Armada “cursan su quinto año de formación”, después de los cuatro años de preparación en la Escuela Naval de ese país.
El dicha navegación ponen en práctica los conocimientos teóricos que recibieron en la Escuela, adaptándose a la vida en el mar, viviendo experiencia de navegar en un gran velero, así como sentir la dinámica y el desafío del mar en su expresión más pura”.
“Por otro lado, también que puedan ver el mundo, diferentes sociedades, abrir la cabeza y desarrollar el espíritu crítico, porque ellos van a ser quienes tomen las decisiones en el futuro de nuestra Armada”, señaló en ese sentido.
En total, 117 guardiamarinas argentinos emprendieron la travesía que los llevó por varios países del mundo, entre los que se encuentran Brasil, España, Irlanda, Inglaterra, Francia, Holanda, Estados Unidos y Uruguay (el Capitán Miranda, se encuentra en reparaciones y no zarpó este año).
En tanto, el Comandante también destacó que cruzaron el Océano Atlántico en “unos 15 días”, señalando que lograron navegar “siete días y 20 horas a vela pura, a una velocidad bastante interesante, que implicó un trabajo coordinado de la gente que tiene que lidiar con las velas, el jefe de navegación y las personas de meteorología que calcularon las mejores rutas”.
El buque partió hacia Buenos Aires, donde llegará este sábado.
Por su parte, el embajador argentino aseguró que es un “orgullo y un honor” poder recibir a la fragata que es un “símbolo dentro de los veleros de gran tamaño en el mundo”.
Dijo el Comandante de la Fragata Libertad: “No hubo inconvenientes, sí desafíos. Dificultades surgen y día a día se van resolviendo esta es una de las más importantes causas por la que se hacen viajes en este tipo de veleros, para transformar dificultades en desafíos”.