Mientras Haití se enfrenta a una violencia de pandillas que asola la isla caribeña, aterrorizando a comunidades enteras y dejando tras de sí “devastación y miedo”, la nación caribeña se encuentra en medio de una crisis humanitaria sin precedentes, según advirtió el viernes la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), una agencia de las Naciones Unidas.
La violencia ha obligado a más de 700.000 personas a huir de sus hogares, generando una “crisis de desplazamiento masivo” que afecta principalmente a la región occidental de la capital, Puerto Príncipe. El número de desplazados internos ha aumentado un 22% desde junio, cuando había 570.000 personas desplazadas internamente.
Desde principios de 2024, la violencia pandillera ha causado la muerte de más de 3.600 personas. Recientemente, hace dos semanas, un “brutal ataque” en la ciudad de Pont-Sondé resultó en la muerte de al menos 115 personas inocentes.
Necesidades humanitarias y desplazamiento masivo
Kennedy Omondi, portavoz de la OIM, destacó en una rueda de prensa en Ginebra que las condiciones en las que huyen los afectados son desgarradoras: “Niños, madres, padres y ancianos, nadie se salvó. Huyen con todo lo que pueden llevar, y a menudo lo pierden todo, incluida la sensación de seguridad que todos merecemos”.
Actualmente, más del 70% de los desplazados viven fuera de Puerto Príncipe, y más de la mitad de ellos son niños. Las necesidades humanitarias son “enormes”, con 5,5 millones de haitianos que requieren asistencia humanitaria urgente.
La mayoría de los desplazados han encontrado refugio en familias de acogida, pero estas también están en situación crítica. “Estas comunidades de acogida son los héroes anónimos de esta crisis, pero también enfrentan inmensas dificultades: escasez de alimentos, servicios de salud colapsados y recursos cada vez más limitados”, añadió Omondi.
Colapso de servicios básicos y déficit de financiación
El colapso de los servicios de salud, el cierre de escuelas y la inseguridad alimentaria, que afecta a 5,4 millones de personas, agravan aún más la crisis. La falta de acceso a servicios básicos está poniendo en riesgo a toda la sociedad haitiana.
A pesar de los esfuerzos de la OIM, que desde febrero ha proporcionado más de 6 millones de litros de agua potable y distribuido suministros esenciales a más de 50.000 personas, las necesidades siguen superando con creces los recursos disponibles. La agencia de la ONU enfrenta un déficit de financiación de 35,5 millones de dólares, de los 64 millones necesarios para su plan de respuesta en Haití, de los cuales solo ha recibido 28,5 millones hasta la fecha.