Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella – Joan Baez –
Por Paco Tilla.-
A Sergio Massa no le ha quedado daño por hacerle a los argentinos. Como ministro de Economía, en una errada conducción, llevó el dólar blue a $1100 y a una monstruosa inflación del 148% y ha dejado al país con el 41% de la población por debajo de la línea de pobreza y más de cinco millones de ciudadanos viviendo en la indigencia, según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina INDEC.
La inseguridad es otro de los flagelos que azota a los argentinos y que el gobierno que integra Massa no ha podido resolver mientras la delincuencia crece.
Sin nada de fiabilidad, sus propias definiciones lo confirman. Llegó a decir que nunca más estaría aliado al kirchnerismo y a La Cámpora y terminaron unidos; solo le faltaron las relaciones carnales.
“Pégame de nuevo Sergio, pégame de nuevo”
¿A que se debe el cambio del voto hacía Massa?. Muy simple, utilizando dinero del Estado y en medio de la campaña electoral dio beneficios económicos -algo que nunca hicieron durante los cuatro años de este gobierno- para lograr captar votos de los más necesitados.
Claro que esos beneficios son momentáneos porque la creciente inflación se come vorazmente las dádivas interesadas del gobierno, pero la desesperación del pueblo, hundido en la miseria, es enorme.
Los votos de Massa son conseguidos utilizando los fondos públicos en forma descarada para su propio beneficio. El Estado le paga la campaña electoral al candidato oficialista que a la vez funge como ministro de Economía. Un negocio redondo.
Los votantes del kirchnerismo, se conforman con poco. Vivir de los planes sociales y no trabajar, esa parecer ser la premisa.
En Argentina, los gobiernos kirchneristas han distorsionado todo en cuanto al trabajo y terminaron fomentando la vagancia ya que hay 18,7 millones de personas recibiendo dinero del Estado, entre jubilados, pensionados, beneficiarios de planes sociales, pensiones graciables, entre otras dádivas, que subvencionan los trabajadores con el pago de sus impuestos.
De trabajar, ni hablan…
