Por Adrián Suárez.- Fotos: Raúl Vallarino (ICN Diario en Portugal).-
El Cabo de la Roca (en portugués: Cabo da Roca) está situado en el distrito de Lisboa en Portugal, a unos 18 km del centro de Sintra y 40 kilómetros al oeste de la capital portuguesa, rodeado de pequeñas villas marineras escondidas entre los bosques de Sintra.
Salvaje y escarpado, guarda una curiosidad geográfica, ya que es el punto más occidental de continente europeo.
Está señalizado por un monumento de piedra con una cruz en la parte superior y posee debajo, una cita del famoso poeta portugués Luís de Camões (1524-1580), que le hace mención en su poema “Os Luciadas” describiendo la zona como “El lugar en el que acaba la tierra y empieza el mar”. Frase que ha permanecido en la memoria del país, permitiendole, formar parte de la cultura popular portuguesa.

El principal atractivo son sus acantilados con una altura de 150 metros sobre el nivel del mar, los cuales fueron considerados el final del mundo hasta finales de siglo catorce.
Desde allí, tenemos vistas del mar y de parte de la costa que rodea la zona, aparte de poder ver romper las olas contra las rocas del fondo del acantilado. Completando esta postal encontramos el faro, encargado de guiar los barcos de los navegadores portugueses desde los tiempos antiguos, fue el primero construido como tal en Portugal y se terminó en 1772, pero su forma actual tiene su origen en 1842, se eleva 150m por encima del océano; lo que permite que su luz de 1000W pueda verse a 46km de distancia.
La atmósfera aislada del Cabo da Roca se intensifica debido al escaso desarrollo de la zona, este paisaje, castigado por el viento constante, hace que toda la vegetación sea de poca altura y capaz de crecer bajo condiciones de alta salinidad. La planta más abundante del cabo es la uña de gato, una planta no autóctona de Portugal que se convirtió en una especie invasiva.
El Cabo da Roca, es uno de los entornos naturales más impresionantes, un lugar para tirarse horas a descansar, respirar profundo y disponerse a disfrutar, la visión de la costa, las aves migratorias marinas, la última puesta de sol del continente y sentir el peso del mar castigando las rocas, e imaginar, por qué no, el continente americano al otro lado.
Un paisaje que nos recuerda el fin del mundo, pero a la vez nos invita a llenarnos los pulmones de aire y disfrutar todo lo que la naturaleza tiene para ofrecer, una cita ineludible que nos proporciona una paz y tranquilidad tan necesarias en estos tiempos que corren.
Es por eso que el Cabo da Roca nos espera, para vivir una experiencia inigualable, y como siempre decimos, les invitamos a seguir junto a ICNTurismo, para descubrir lo que tenemos para ofrecer, hacer las valijas y a viajar, hasta la próxima edición y mientras disfruten de las imágenes exclusivas de ICN Diario:



