En recuerdo del gran científico uruguayo Dr. Julio Federico Morató asesinado por los tupamaros

El eminente y reconocido científico se resistió al ataque de los tupamaros y se trabó en lucha con los guerrilleros quienes le dispararon a quemarropa sin ningún reparo, cuando intentaban robarle su colección de armas. Murió en el lugar ante su esposa mientras los asesinos se dieron a la fuga. Hoy, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, guarda silencio sobre este hecho

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A 51 años del asesinato del gran científico uruguayo, Dr. Julio Federico Morato Manara, muerto por los tupamaros el 4 de mayo de 1972, en su domicilio cuando los terroristas intentaron robarle. Uruguay vivía en esos años en democracia.

El eminente y reconocido científico se resistió al ataque de los tupamaros y se trabó en lucha con los guerrilleros quienes le dispararon a quemarropa sin ningún reparo. Murió en el lugar ante su esposa mientras los asesinos se dieron a la fuga.

El Dr. Morató había sido blanco del ataque porque, como aficionado y campeón de tiro, era coleccionista de armas y los terroristas pretendían hacerse de ellas.
El Dr. Morató pertenecía al Instituto de Endocrinología del Hospital Pasteur, y estaba abocado a la investigación sobre hormonas y úlceras. Era miembro del Centro de Investigaciones Científicas del Uruguay, había sido becado por la Fundación Guggenheim y había trabajado en el prestigioso hospital universitario Johns Hopkins, ambos de EE.UU., además de haber sido conferencista en varios países.

Por él, ni la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), tan sesgada siempre, que emite sentencias a favor de “ex presos políticos”, donde en varios casos tienen delitos de sangre y tampoco la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH) de Uruguay, mencionan una sola palabra en esta fecha.

Para la CIDH y el INDDHH, existen uruguayos de primera y segunda clase y estos últimos – víctimas de la guerrilla urbana – no tienen ningún derecho.