En Junio de este año se celebraba el jubileo de platino de la Reina Elizabeth II siendo que
su reinado de setenta años se convirtió en el más largo de la historia de la corona británica,
reinado donde nos encontramos con la apertura del primer Parlamento escocés después de
casi tres siglos, con la búsqueda de mejorar las relaciones con Irlanda del Norte, con el
involucramiento en más de seiscientas caridades y hechos históricos que marcaron a
nuestras sociedades pero desde que se anunció su fallecimiento, los artículos que analizan
tanto su vida como su obra han ido aumentando paulatinamente y aunque deseo saludar
por la pérdida tanto a la comunidad inglesa como a los integrantes de la representación
diplomática en el Uruguay, es preciso preguntarnos lo que sucederá de aquí en más con la
asunción del Príncipe Charles de Gales.
Éste asumirá la responsabilidad de liderar tanto al Reino Unido como a la mancomunidad
de países a sus 73 años de edad y padeciendo a su vez una afección que provoca tanto el
hinchamiento de sus manos como de sus pies en lo que algunos especialistas han
mencionado que podría deberse a problemas de circulación o a una afección cardíaca y si
bien esto no ha sido confirmado, el propio Charles habría reconocido estar en tratamiento
médico, lo que en conjunto con sus dos contagios de COVID 19 ha preocupado en múltiples
ocasiones tanto a autoridades como a ciudadanos pero no es lo que podrá hacer el nuevo
monarca lo que nos convoca, sino que por éstas razones es válido pensar en la posibilidad
de que el Príncipe William deba ocupar su lugar en trono en un corto o mediano plazo,
cargando con múltiples desafíos entre los que se encuentran el aumento del sentimiento
republicano, nuevas generaciones descreídas y un abolicionismo que ha aumentado
catorce puntos en apenas dos años.
De acuerdo a la experta Pauline Maclaran, William busca con sus acciones diarias cambiar
las formas de la monarquía para así aggiornarse a nuestros tiempos, pero es válido
preguntarnos si esto es posible con las nuevas generaciones pues aunque nos
encontramos con un amplio respaldo de éste a organizaciones sociales que abogan por la
salud mental, el medioambiente o a jóvenes socialmente excluidos y sin hogar, también nos
encontramos con acusaciones de racismo e incluso de actitudes colonialistas tras su gira
por Belice, Jamaica y Las Bahamas, lo que si bien ha sido desmentido por parte de la
familia real, pesará en su espalda al igual que las acusaciones contra su hermano y la
amistad de éste con Jeffrey Epstein. Esto es algo que en décadas pasadas podría haber
llegado a perder importancia con el paso de los años pero cuando la equidad, la diversidad
y la violencia basada en género resultan cruciales para una juventud cada vez más
comprometida con las causas sociales, será algo que tendrán en cuenta en cada una de las
declaraciones o acciones que busque impulsar.
Es necesario tener en cuenta que así como en Reino Unido el respaldo a la monarquía se
ha reducido en veinticuatro puntos en dos años, lo mismo sucede en Holanda con una caída
del 26 por ciento y en España donde de realizarse un referéndum se estima que sólo el 34
por ciento respaldaría a la realeza.