Difícil de creer: en su alegato de defensa Cristina Kirchner dejó más dudas que certezas

Por Raúl Vallarino.-

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Cristina Kirchner

La vicepresidente argentina, Cristina Fernández de Kirchner, acusó a los fiscales por faltar a la verdad en sus alegatos finales al intervenir como abogada en la causa que la tiene enjuiciada en un hecho de corrupción por el direccionamiento de obras viales en Santa Cruz (sur) durante su gestión y la de su marido Néstor Kirchner.

“Queda demostrado que el fiscal [Diego] Luciani y [Sergio] Mola mintieron en el alegato final de acusación”, afirmó Fernández de Kirchner durante su alegato ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal n°2 de la ciudad de Buenos Aires. Pero nada que la muestre como inocente quedó aclarado en los alegatos.

Acusada con pruebas contundentes de ser la jefa de una asociación ilícita y por administración fraudulenta durante sus mandatos, delitos por los que la Fiscalía pide 12 años de prisión y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, Fernández tomó la palabra como abogada en representación de sí misma.

En una parte del delirio discursivo, señaló que al haber sido elegidos por el pueblo nunca podrían convertirse en corruptos: “Fuimos elegidos por el pueblo, no podemos ser nunca una asociación ilícita”, intentó explicar Cristina.

También dijo cosas inexactas tratando de defenderse: “el gobierno no es ninguna asociación ilícita”, y los fiscales nunca dijeron eso, solo se la acusó a ella de ser la “jefa de una asociación ilícita” y a cinco personas de su entorno, incluido el empresario kirchnerista Lázaro Báez, que recibió las enormes y millonarias licitaciones de obra pública en Santa Cruz.

Victimizándose como siempre lo hace, dijo: “Si no tuviera la suerte de ser abogada estaría en un estado de indefensión frente al alegato del fiscal”, sostuvo al mencionar el art. 104 del Código Procesal Penal que se lo permite. En sus alegaciones no dijo nada nuevo que demostrara su inocencia.

En el marco de este expediente, en la que hay 13 personas encausadas, la vicepresidenta pidió que una vez finalicen las audiencias “se extraiga el testimonio de las mentiras de los fiscales” y se contrasten “con la prueba documenta, pericial y testimonial que tuvo este juicio”.

En esta causa, que investiga la concesión de 51 obras públicas al empresario kirchnerista Lázaro Báez, “estamos ante un claro caso de prevaricato, porque no solo los jueces tienen la obligación de buscar la verdad, sino también todos los auxiliares de la justicia y el Ministerio Público Fiscal”, sentenció Cristina Fernández de Kirchner.

La exmandataria hizo alusión al presunto intento de asesinato del que fue víctima el 1 de septiembre, cuando un hombre, identificado como Fernando Sabag Montiel, gatilló a centímetros de su rostro un arma cargada con cinco balas, sin que saliera ningún proyectil.

“Yo pensaba que esto era para estigmatizarme, a mí y al peronismo, pero a partir del 1 de septiembre me di cuenta de que puede haber otra cosa más, aparte de todo esto, porque de repente es que desde el ámbito judicial se da licencia social para que cualquiera pueda pensar y hacer cualquier cosa”, sostuvo.

La mayoría de los argentinos no cree en el “atentado”

Por otro lado, un 65.1% de los encuestados en Argentina cree que el atentado a Cristina Kirchner ‘es un montaje del kirchnerismo’. El sondeo de opinión de la encuestadora Giacobbe y Asociados, revela que el 65,1% de los encuestados cree que es un montaje del kirchnerismo; un 17,5% que fue organizado por la oposición; el 15,9 que ha sido obra de un loco.

Las dudas

En cualquier intento de agresión a un mandatario, lo primero que hacen los guardaespaldas es rodear en forma rápida a la persona que custodian y proceder a retirarla del lugar. Eso es lo que el protocolo de seguridad exige para la salvaguarda de la vida de una figura pública, pero en el caso del “atentado” fallido a la vicepresidenta argentina nada de esto ocurrió.

Imagen TV

Cotejando las imágenes de los videos desde distintos ángulos, se aprecia claramente que ni siquiera hay sorpresa en el rostro de Cristina Kirchner luego de que el “agresor” le pone el arma casi en la frente y supuestamente gatilla y la bala no sale. En ese instante los custodias no aplican el manual de seguridad que correspondería. La “agredida” se agacha a recoger un libro que se cayó al piso y uno de los guardaespaldas solo atina a mirarla, desatendiendo lo que ocurre alrededor. ¿Y si había un segundo tirador, o un tercero mezclado entre la multitud? En ese momento nadie podía saberlo y se debieron tomar las medidas de protección a la mandataria. Todo muy sospechoso.

Ninguno de los miembros de su seguridad la rodea ni la cubre con su cuerpo ni se aplica el protocolo de protección. Algo que no se entiende ni puede justificarse, más aún si en prevención de lo que podría ocurrir, el ministro de Seguridad del gobierno kirchnerista, Aníbal Fernández, pocas horas antes había anunciado que “Hemos tomado la decisión de ampliar la custodia de la compañera Vicepresidenta de la Nación, a la custodia de su domicilio, independientemente de la custodia personal de la PFA [Policía Federal Argentina] que siempre la asistió”, publicó el ministro en Twitter.

Luego del “atentado”

La custodia la deja seguir e incluso Kirchner se sube a un peldaño del automóvil y queda en la altura más expuesta a un posible segundo ataque. Todo muy difícil de creer.