Por José Alem Deaces – especial para ICN Diario.-
En mi primera crónica de viaje, desde Tampa (Florida), he olvidado algún comentario que he de salvar en esta tercera entrega de la serie. También algún error que he corregir, pues tanto mi hijo, como gente local me lo hizo ver, sin saber siquiera de la nota.
Y por supuesto sigo viendo cosas que me llaman la atención.
El gran olvido fue no mencionar que durante todos los vuelos debe usarse en forma permanente el tapaboca, con la sola excepción del momento en que se sirve una merienda.
Si en singular, una merienda que además es de menor cantidad y calidad que antes de la pandemia. Es que la economía fue afectada en todos los sectores.
Nunca usé tanto tiempo tapaboca, pero al final uno se acostumbra.
En EEUU practicámente no se usa, salvo contados lugares que son la excepción que confirma la regla.
Quien lo usa es más por voluntad propia y resguardo que por obligación.
La corrección es que los Bucaneros no juegan al beisbol, sino al fútbol americano y son los actuales campeones de EEUU, lo que para ellos es ser campeones no ya del mundo, sino del universo.
Al recorrer la ciudad y alrededores los carteles de la franquicia y de sus jugadores se encuentran en todas partes y son tantos como los de los abogados que ya veremos.
Y ahora comentare las novedades que me han llamado la atención.
En el centro histórico de Tampa, entre otras cosas tales como museos, auditorios, grandes edificios, el puerto, excursiones en yate, hay un Arena. Pero no es de ninguna empresa pública, se llama “Amalie Arena” y en él juegan los Rayos, el equipo local de hockey.
Al ser privado, nada ha costado al erario público y si se pierde dinero será problema del dueño, no de la sociedad entera.
También como fomento al turismo hay en el centro un tranvía eléctrico gratuito que une 12 puntos relevantes de esa zona. Supongo que los locales también lo usarán.
El tranvía no es el único vehículo eléctrico, hay también muchos autos. ¿Será el mundo eléctrico que se nos viene?
Encontré por fin personas hablando español en el centro de Tampa. Por supuesto que todos latinos y todos trabajando en el área de servicios y algunos de los duros. ¿Será por eso que no se detiene la inmigración, porque los americanos no trabajan en esas áreas?
Vi también algunos indigentes, pocos sí, pero concentrados en una plaza bastante céntrica.
Por todos lados hay carteles de propaganda y para mi sorpresa estudios jurídicos y de abogados individuales, promocionando sus servicios. Todos especialistas en alguna materia, preferentemente accidentes de tránsito. Uno de ellos decía que cuando comenzó el caso la oferta de la contraria fue de U$S 0 y termino transando en U$S 5.000.000. Por supuesto que no deben ser todos los estudios jurídicos y no todos los abogados, pero son muchos y la cartelería es de gran tamaño.
Lo anterior me recuerda a uno de mis autores favoritos, John Grishan un abogado, ahora gran escritor, sobre todo de temas jurídicos. Sus libros tratan entre otras cosas de las actividades de los grandes estudios que amasan fortunas y de abogados individuales algunos que buscan trepar hacia la fama y otros que luchan por causas que consideran justas sin importarle el beneficio económico.
Al hablar sobre el tema, me manifiestan que hay una especie de industria del pleito que en nada favorece el prestigio de la profesión. Me molesta, pero recuerdo que en Uruguay hay colegas que por sí o por terceros recorren hospitales, sanatorios y hasta velorios buscando clientes. Nada nuevo bajo el sol.
He visto en locales de Mac Donalds cartelería ofreciendo trabajo con distintos salarios.
En unos se ofrecía como paga U$S 13,50 la hora, en otros U$S 14,50 y en algunos, los menos U$S 16.00 y todos ubicados a muy corta distancia. Ni rama de actividad en general ni siquiera sectorial, sino particular, local por local, empresa por empresa. Y todos aceptan esa modalidad y nadie la objeta. ¿Que diría al respeto el PIT – CNT?. Seguramente paro en puerta. Ah y no de la rama, sino general.
Acá dicen que todo es cerca, pero nada es cerca, por lo menos para nosotros. No hay almacenes, sino supermercados y la distancia al más cercano ronda en las diez cuadras, así que si olvido algún condimento, use otro o no use. Por eso los surtidos son grandes, para no volver diariamente.
El auto entonces no es un lujo, es una necesidad, todo el mundo tiene vehículo y siempre hay un gran tránsito. No son caros. Además el servicio de ómnibus deja mucho que desear.
Un auto no funciona sin combustible, por lo que hay muchas estaciones de servicio y de diferentes marcas. Conte hasta más de diez y pare. Unas frente a las otras y algún caso dos o tres por cuadra. Obviamente al salir de las zonas más pobladas no es así.
La gran novedad es que no hay un precio único. Todas tienen precios diferentes. Así el galón de gasolina según la estación cuesta entre U$S 2,90 y 3,05. El gas oil es más caro y va desde U$S 3,01 a U$S 3,10. Lo curioso es que estando los precios muy bien publicitados, por lo que el que entra a una estación lo conoce y existiendo diferencias entre una estación frente a la otra o a veces pegadas, todas tienen clientes, como si no importara la diferencia. ¿Será por fidelidad? ¿O porque reconocen mejor calidad?. No lo sé. Supongo sí, que ante esa diferencia de precios en Uruguay, si ANCAP fuera la más cara, ya se estaría decretando un paro para que las otras suban el precio.