La Fiscalía Nacional de Chile ha advertido que la nación austral enfrenta por primera vez la amenaza de la instalación en Chile de carteles internacionales de la droga, quienes, cada vez más, van ganando mayor terreno en diversos puntos del país activando la presencia del crimen organizado transnacional en su suelo. En este sentido el Fiscal Nacional, Jorge Abbott ha reconocido que Chile ha dejado de ser un país de tránsito de la droga, para dar paso a que se consoliden las redes de producción en el territorio.
“Chile dejó de ser un país de tránsito de droga; de hecho, carteles de México ampliamente conocidos intentan asentarse en Chile. Hoy, tenemos que admitir que hemos iniciado la senda de aquellos territorios que albergan producciones locales de sustancias ilícitas y la instalación de carteles dentro de sus fronteras. A esto debemos ponerle freno ahora. No podemos permitir que siga profundizándose, ni que estas agrupaciones echen raíces en nuestro país”, ha dicho.
Las declaraciones las ha realizado en base al último informe “Observatorio del Narcotráfico en Chile”, elaborado por el Ministerio Público –con la colaboración de Carabineros, la PDI, Gendarmería, el Servicio Nacional de Aduanas, el Ministerio del Interior y la Armada–, en base a la información de los años 2020 y 2021.
Ante esto ha especificado que los carteles internacionales, como el de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación, han cobrado un mayor protagonismo en el país a fin de posicionarse como una red que comande las acciones ilícitas en el territorio chileno, además de penetrar en este nuevo mercado. Esta situación ha quedado en evidencia tras dejarse al descubierto a lo menos seis tráficos de droga frustrados por el Puerto de San Antonio, con más de 6 toneladas de marihuana mexicana.
Por otra parte Abbott ha encendido las alarmas de las cárceles chilenas, asegurando que en sus paredes existe un “sistema de dominación”, dirigido por organizaciones de narcotraficantes al interior de los centros penitenciarios que ha provocado una inédita alza en los homicidios intra carcelarios de un 75% en los últimos cuatro años.