El juez de ejecución penal Ricardo Basílico de Argentina, firmó la libertad condicional de Amado Boudou luego de que le redujeran 11 meses la condena. La justicia tomó en cuenta para reducirle la pena que el ex vicepresidente de Cristina Kirchner hizo un curso de wedding planner y otro de electricista estando en la cárcel.
El kirchnerista cumplió los dos tercios de la sentencia por corrupción en el caso Ciccone que se le dictó en agosto de 2018.
Fue una condena particular: el último año y medio estuvo bajo arresto domiciliario y monitoreado con una tobillera electrónica alojado en una casona con pileta, quincho y ascensor interno.
Desde ahora, podrá salir a la calle sin vigilancia y con mínimas restricciones: una de ellas será la prohibición de cometer nuevos delitos.
Beneficiado por la Ley de Estímulo Educativo
Los tiempos se aceleraron para el ex vicepresidente cuando se aplicó a su favor la Ley de Estímulo Educativo tras reconocerle un conjunto de talleres y cursos que realizó estando en prisión.
Se le contabilizaron las horas del curso de programador de sistema de base de datos de computadoras personales, otro de electricista y montador electricista, uno de organización de eventos y otro de filosofía. Para los presos comunes suele ser un calvario conseguir ese beneficio que para el ex vice se aplicó sin problemas.
El último que tuvo en cuenta la Cámara de Casación fue un posgrado en Desigualdades y Políticas Públicas Distributivas, dictado a distancia por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). Son 30 clases, en 8 meses lectivos, destinadas a “profesionales, técnicos y funcionarios”.
Regirán para el vice reglas de inspección que fija el juez de ejecución penal, “especialmente la obligación de abstenerse de consumir bebidas alcohólicas o utilizar sustancias estupefacientes”, señala el Código.
Como requisito excluyente para gozar plenamente de la libertad condicional Boudou “no deberá cometer nuevos delitos”.
En esta nueva etapa, Boudou estará bajo la órbita del patronato de liberados que es quien controla que viva donde denunció domicilio. Además, monitorea su grupo familiar para saber si lo mantiene y si vuelve a la actividad laboral.
Además, debe “someterse a tratamiento médico, psiquiátrico o psicológico, que acrediten su necesidad y eficacia de acuerdo al consejo de peritos”.
Beneficios que otros presos no tienen
Amado Boudou ingresó a prisión el 7 de agosto de 2018 después de que el Tribunal Oral Federal 4 (TOF 4) lo sentenció a cinco años y diez meses la haberlo encontrado responsable de los delitos de cohecho y negociaciones incompatibles con la función pública por la compra de Ciccone, la ex calcográfica con capacidad para imprimir papel moneda.
Su paso por la prisión en el pabellón destinado a presos por corrupción en el Penal de Ezeiza no fue muy extenso. El 6 de abril del 2020 el juez Daniel Obligado le otorgó el arresto domiciliario en medio de la pandemia de coronavirus. Consideró que era más conveniente estar en su hogar ya que tenía dos hijos pequeños y que la familia de su esposa reside en México.
Otra vez, ese beneficio no suele ser otorgado a la mayoría de los presos comunes que también tienen familia e hijos.
Desde entonces, permaneció en una casa de cuatro plantas -unidas por un ascensor- de 555 metros cuadrados. “Cuenta con una impactante entrada con escalinatas, gran living-comedor, una mega suite de 60 metros cuadrados, cuatro dormitorios, ascensor y siete baños”, decía el anuncio de la inmobiliaria.
Los plazos continuaron corriendo, ayudados por las reducciones de los plazos de cumplimiento de la condena. Así, llegó al cumplimiento de los dos tercios y desde este martes gozará de su libertad.