El extraño caso de la ciudadana argentina desaparecida en Uruguay: la policía sigue pistas

Una confusa historia que la policía trata de desentrañar

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Andrea Panini, la ciudadana argentina que desapareció en Uruguay

Andrea Panini, una mujer argentina de 43 años, que desapareció en Uruguay, país donde vive desde hace varios años junto a su hijo de 11 años, tiene aristas confusas y hasta ahora las circunstancias de su ausencia no son claras, mientras las autoridades la buscan y han comenzado a armar un rompecabezas que tiene piezas faltantes que son fundamentales para dilucidar el hecho.

La extranjera está desaparecida desde el pasado jueves 10 de junio. Fue vista por última vez en la zona del Remanso, en Neptunia. Hay cámaras de videovigilancia que la muestran en el peaje de Pando. Allí dejó su bicicleta y se tomó un ómnibus con destino a Parque del Plata.

El hecho

“Interpol ya está actuando e hicimos la denuncia a la Policía por su desaparición”, dijo su hermana Andrea, quien radicó la denuncia en la comisaría 22 del departamento uruguayo de Canelones el mismo jueves.

La mujer, de ojos color marrón, una altura de 1,65 metros y pelo castaño oscuro, vestía pantalón blanco y una cartera negra, al momento de su desaparición el jueves pasado, según informaron los familiares en un texto enviado por WhatsApp con la imagen de Panini.

“Andrea desapareció el jueves 10 de junio en El Remanso Neptunia, Uruguay, y se dirigía a los juzgados de Atlántida, por una causa de violencia de género contra su expareja”, según el texto difundido, que agrega que “Andrea es una persona muy positiva y sana, instructora de yoga”.

En el último tiempo, según relataron, “estaba pasando un momento difícil por un largo litigio con su expareja, padre de su hijo, quien tiene una tobillera electrónica a pedido de la Justicia la cual le prohibía acercarse a ella”.

La mañana del jueves pasado, Andrea saludó a una amiga por su cumpleaños y se comunicó con sus amigas, con quienes estaba en contacto diario, aseguraron.

“Dejó a su hijo con un vecino cerca del mediodía para ir al Juzgado a dejar una documentación y avisó que volvería a las 15 pero desde ahí le perdimos el rastro”, dijo su hermana.

Pero no volvió ese día en busca de su hijo y los hechos se tornan confusos, porque al día siguiente las cámaras de videovigilancia la captan subiendo a un ómnibus interdepartamental. ¿Por qué dejó su celular en la casa y no buscó la forma avisarle a su familia si estaba sola 24 horas después como se vio en la imágenes de seguridad?.

Una fuente de la investigación contó a Montevideo Portal que Panini, “el día de su desaparición, cobró un giro de 11 pesos, que le había enviado su hermano desde Argentina”. Ese día dejó a su hijo con un vecino, y le dijo que regresaba cerca de la hora 15. “El menor de 11 años aun está con el vecino”, dijo la fuente. El día 11 por la tarde la mujer fue vista con la misma ropa en San Luis.

Por otra parte, fuentes de Fiscalía, indicaron que “no es la primera vez que la mujer deja el rastreador en su casa. Ya lo había hecho, además de apagarlo en muchas oportunidades”.

“Ella había denunciado por violencia doméstica a su pareja, que también la denunció, pero porque no mandaba su hijo a la Escuela”.

Durante la investigación, “la fiscal Mirna Busich pidió una pericia para Andrea, y el resultado fue que no existía daño psicológico”.

“La magistrada allí pidió una pericia para el pequeño, pero Panini nunca se presentó con su hijo para el encuentro con el profesional asignado a la entrevista”, indicaron.

La Policía trabaja intensamente para ubicar a la mujer, que fue vista el día posterior a su desaparición en el balneario San Luis. Según informó Telemundo este miércoles, Andrea llegó hasta una peluquería del balneario, pidiendo para ir al baño. El relato de la peluquera dijo que la vio nerviosa, le causó desconfianza y por eso no la dejó entrar. El testimonio de la peluquera resultó vital para seguir indagando. Luego pidió poder entrar al baño de un colegio y se le permitió el acceso.

Otra versión

Los colegas de DIARIO El ESTE, de nuestra alianza informativa, establecieron contacto con Paula Panini, hermana de Andrea, quien se encuentra en Argentina, que accedió a una entrevista para echar luz sobre múltiples hipótesis que se han manejado, con datos específicos, acerca del hecho, según su versión.

Andrea conoció al padre de su hijo, su ex pareja, en España. Él, uruguayo, se encontraba residiendo en el país europeo cuando la joven, por aquel entonces, de 30 años de edad, aproximadamente, había recorrido diversos lugares del mundo con sus artesanías, estableciéndose un tiempo en México, donde estrechó lazos afectivos con diversas personas, muchos de ellos uruguayos, que terminaron ampliando su gran núcleo de amigos.

Desde tierras aztecas, es que decide cruzar hacia Europa y luego de visitar diversos países, es en España, concretamente en Granada, que conoce a este uruguayo, con quien conforma una pareja de la cual, tiempo después, nacería el hijo de ambos.

“A los dos o tres años de haber nacido mi sobrino, ellos (la pareja) determinan que el niño crezca en un contexto latinoamericano, creían que era lo mejor. En este sentido, había dos opciones, Argentina o Uruguay, y dado que él tenía familia en Uruguay y el acceso a una vivienda era más sencillo, resolvieron radicarse en este país” cuenta Paula.

Mientras realizábamos la entrevista, y luego de describir los motivos que llevaron a Andrea a instalarse con su familia en Uruguay, Paula sorprende con un dato revelador, que hasta el momento había resuelto reservarse. “Él ya tenía una denuncia por violencia de género en España. Es un gran dato que te estoy dando, hasta ahora no había querido contarlo, pero hoy decidí hacerlo, porque lo creo pertinente. La ex pareja de Andrea es un agresor comprobado, técnicamente y jurídicamente. Hay pericias que lo comprueban. Con referencia al antecedente de España, la chica que lo denunció, que vive actualmente en Uruguay, con la cual tuvo un hijo, también le hizo una denuncia por violencia, y fue condenado en Granada”.

Paula tomó conocimiento de la desaparición de su hermana, a través de un llamado que recibió desde Uruguay. “El jueves (10 de junio) a las 10 de la noche, cambió toda mi vida” confiesa angustiada.

Si bien han trascendido diversas versiones, la información chequeada que se maneja de Andrea refiere a una secuencia de imágenes de particulares, ubicadas en distintos puntos, que culmina en Tienda Inglesa de Atlántida.

“Andrea sale de su casa en bicicleta hasta el peaje de Pando, donde ata el birrodado; allí aborda un ómnibus cuyo destino, según se aprecia en imágenes, era Parque del Plata. Desciende en Atlántida, y se dirige a Tienda Inglesa para ingresar al local de Western Union, donde las imágenes la captan recibiendo dinero que debía retirar. Ese es el último rastro que se tiene de Andrea” confirma Paula.

Son precisamente esas imágenes que descartan las versiones de determinado atuendo claro que llevaba puesto, sino que vestía un jean azul oscuro, con un buzo similar y una campera negra que cargaba en su mano, junto con un bolso, también negro.

Paula señala que las investigaciones deberían estar dirigidas hacia un contexto de violencia de género, que Andrea sufría desde hacía muchos años, con la primera denuncia formal registrada en el año 2018.

“Con las herramientas que le proporcionaba el Estado Uruguayo, ella recurrió a INMUJERES. Lo que nos ha resultado extraño es que por una decisión jerárquica, (desde ese lugar) no nos quisieron atender. Sabemos que desde ahí, ella recibió apoyo, pero lo que nos contaba es que había muchos casos, por lo cual eran distantes las entrevistas, pese a que la veía una psicóloga y recibía asesoramiento legal. De todos modos, no fue fácil enfrentar la burocracia, especialmente para una mujer que se encuentra sola, en un país que no es el suyo. En cierta ocasión, incluso, un abogado le propuso seguir adelante y dejar atrás el caso, minimizando la gravedad de la situación y restándole credibilidad a sus palabras” dice Paula quien agrega que la familia entiende que la Fiscalía no está teniendo una mirada de género, contextualizando el riesgo en el cual se encontraba Andrea. “En la conferencia ofrecida por la Fiscal, se empleó el término ‘desavenencias familiares’, poniendo en duda la violencia de género que sufría, que era real y existía, probada con causas abiertas”.

Paula agrega, que con los antecedentes de condena, que la ex pareja de su hermana tiene en España, se solicitó a la Embajada de aquel país que colabore aportando datos a la Fiscalía uruguaya, aunque agrega que “escapa a la lógica, que no se haya citado a declarar aún a este hombre, donde está comprobado su perfil agresor”.

En cuanto a las hipótesis que se manejaron de una eventual decisión de marcharse voluntariamente, por la concurrencia a la Terminal de Tres Cruces,  las mismas fueron descartadas rotundamente por la hermana de Andrea. “Ella concurrió ese lugar el día previo, a reunirse con su abogado para recibir documentación que al día siguiente debía presentar en Fiscalía de Atlántida, simplemente fue un punto de encuentro”.

Paula también descarta que intencionalmente su hermana haya dejado en su casa el teléfono celular y el dispositivo de alerta que la vinculaba con la tobillera electrónica colocada a su agresor, teniendo en cuenta que simplemente se dirigía a realizar un trámite sencillo, con un esperado retorno a la brevedad, sumado a que Andrea, lejos de ser obsesiva con la tecnología, utilizaba su móvil escasamente y por necesidad; para comunicarse con su familia en Argentina o dar sus clases a alumnos a través de la plataforma de zoom.

Desde el momento de la desaparición, se han realizado múltiples rastrillajes a cargo de particulares y efectivos policiales, con trabajo interrelacionado entre Argentina y Uruguay,  pero el sentido de la urgencia ha tornado la situación en desesperante para la familia y amigos. En esta jornada se habrán de reunir, vecinos, amigos, conocidos y desconocidos también, en el peaje de Pando, junto a integrantes de la comparsa La Marea, donde se realizará un toque de tambores marcando la necesidad  de encontrar a Andrea.

“Estoy muy angustiada, muy cansada, pero no voy a parar hasta que aparezca. No podré estar en esa convocatoria, porque estoy en Argentina, pero estará mi hermano, mi cuñada, amigos de Andrea y parte del pueblo uruguayo que me está ayudando sin conocernos. Siento que la sociedad se está movilizando, dando apoyo desde todos lados, tratando de colaborar”, agradece Paula, la hermana de la profesora desaparecida y hasta aquí el informe de la periodista Karina Caputi de Diario El Este.

Interrogantes

Todo es confuso. Andrea Panini dijo que iba a hacer un trámite y que volvería a la hora 15 del 10 de junio a recoger a su hijo que dejó en casa de un vecino. No volvió, pero las cámaras de videovigilancia la captan un día después subiendo a un ómnibus interdepartamental.

No se entiende por qué no utilizaba el rastreador de alertas que le aseguraba que su expareja, con una tobillera electrónica dispuesta por la Justicia, fuera descubierto si se le acercaba.

Que haya dejado el celular en su casa es otro motivo de confusión para todos.

Muchas interrogantes que la policía trata de desvelar: ¿Se fue por su propia voluntad o alguien la obligó a hacerlo?.