Insisten con reactivar a la inoperante Unasur que solo fue un club ideológico

La Unasur y la Celac, dos organismos sin vida que algunos quieren revivir

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Sede de la desaparecida Unasur (Foto Andes)

La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), ha sido uno de los mayores fracasos de integración regional porque siempre actuó como un club ideológico de compañeros de izquierdas, donde quien no pensara igual estaba demás en el grupo.

Integrado originalmente por los doce Estados independientes de Suramérica, Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay  y Venezuela, fue decididamente creado para un fin que no era precisamente la integración regional y así terminó desintegrado.

El día 4 de mayo de 2010, en la cumbre extraordinaria en Campana, provincia de Buenos Aires, se designó a Néstor Kirchner (expresidente de la República Argentina) como primer Secretario General de Unasur por un periodo de dos años. Kirchner uno de los personajes más oscuros de la región cedió luego la presidencia al venezolano  Alí Rodríguez Araque y el colmo fue cuando se le dio la presidencia del bloque a Ernesto Samper el cuestionado ex presidente de Colombia que en su campaña electoral debió reconocer que había sido financiado por el narcotráfico, pero dijo “que él no estaba enterado” y muy pocos le creyeron.

Así las cosas Samper al igual que Kirchner se convirtió en un defensor de los designios de los países de izquierda y nada más.

Ahora leo un insólito artículo de opinión firmado por  María Luisa Ramos Urzagaste, una exfuncionaria diplomática de Bolivia que dice una serie de inexactitudes que carecen de la veracidad necesaria para publicarse por manifiesta parcialidad a favor del club ideológico. Con el título: “La CELAC y Unasur son imprescindibles para salir de la crisis”.

Ramos Urzagaste dice cosas increíbles y aquí van algunas perlitas del panfleto:

Evidentemente todas las instituciones de integración tienen razones geopolíticas subyacentes, unas más intensas en afinidades políticas que otras. Pero no será ni la OEA ni el tristemente célebre y extinto grupo de Lima quienes nos ayuden a superar la crisis en la región, dice la exdiplomática boliviana sin recordar que eso mismo se podría decir de la Unasur y de la Celac que insólitamente tuvo a Cuba como garante de la democracia en América.

En enero de 2013 Santiago A. Canton, director del Centro Robert F. Kennedy para la Justicia y los Derechos Humanos había expresado en un artículo periodístico que: “No sabemos qué pasó, pero cuando nos despertamos el zorro estaba a cargo de proteger a las gallinas. El próximo lunes, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, entregará la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) a Raúl Castro, presidente de Cuba. Durante el próximo año, el único presidente de América Latina que no puede mostrar el galardón de haber sido elegido por la voluntad popular tendrá a su cargo vigilar la democracia de nuestra región”.
El artículo agrega: “Tampoco esto quiere decir que Cuba no debe formar parte de la CELAC. Por el contrario, como lo demuestra el absurdo embargo norteamericano y la suspensión de Cuba de la OEA, el aislamiento internacional nunca es el camino. Pero no podemos remediar un error con otro error.
Otorgarle a Cuba la presidencia de un club de naciones donde el voto popular es la única forma para elegir a nuestros gobernantes, es un grave error y envía una señal equivocada sobre el valor del sistema democrático para nuestros países. Pareciera que el olvido llegó rápidamente a los 33 jefes de Estado y Gobierno miembros de la CELAC que hace poco más de un año, durante la cumbre en Caracas que creó este nuevo proyecto de integración, firmaron una declaración en defensa de la democracia que establece que en caso de ruptura del orden constitucional o del Estado de derecho, la presidencia convocará una reunión de cancilleres para decidir sobre la suspensión al país respectivo. Disculpen mi desconfianza, pero no creo que Raúl Castro sea la persona indicada para defender las democracias de la región”, expresa Santiago A. Canton.

Luego de dar su opinión personal sobre la situación mundial, María Luisa Ramos Urzagaste, se entrevera, no dice que la Unasur ya tiene partida de defunción y que no conseguirán revivirla, porque varios países no se prestaron a los manejos ideológicos y no volverán. Ecuador le retiró el edificio que la Unasur tenía en ese país y quitaron la estatua de Néstor Kirchner, donde el presidente Lenin Moreno dijo algo que es una realidad: “Procederemos a retirar la estatua de Néstor Kirchner. Él no representa los valores y la ética de nuestros pueblos. Sudamérica tiene una pléyade de héroes y próceres que sí nos representan”.

Ramos Urzagaste, se empecina y dice en su libelo: Los nuevos liderazgos latinoamericanos, como el de Argentina, México y Bolivia, que recientemente se reintegró a dichos organismos, deben aunar esfuerzos para levantar a la CELAC y Unasur, que han sido venidas a menos por intereses políticos foráneos. Urge renovar esas organizaciones, buscar puntos de cohesión en bien de la región porque no hay otra salida.

No dice nada y se guarda de mencionar el nuevo liderazgo del presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, del que no tiene nada que decir y que está demostrando como se un construye un país en medio de una pandemia.