La laicidad no es laicismo

EDITORIAL

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Tabaré Vázquez disertando en el templo de la Gran Logia de la Masonería en Uruguay

La polémica desatada por el encuentro donde autoridades nacionales junto al presidente de la República Oriental del Uruguay, concurrieron a la Catedral de Montevideo y compartieron con distintas religiones una cita en conjunto en el inicio del nuevo gobierno y, donde contrariamente a los cuestionamientos prematuros, no se violó la laicidad.

De la misma forma no fue una violación de la laicidad la colocación de la Cruz del Papa durante un gobierno colorado, como tampoco lo ha sido en su momento la de erigir en la rambla de la capital, una imagen de la Virgen del Mar, con la autorización del gobierno municipal frenteamplista.

Nadie acusó al presidente Tabaré Vázquez de violar la laicidad cuando concurrió a la Gran Logia de la Masonería del Uruguay, el viernes 10 de agosto de 2018, invitado por la Confederación Masónica Interamericana a disertar en un templo masónico. ¿Raro, no?.

En su primera visita como presidente al templo masón, durante su primer mandato, Vázquez, en su ponencia sobre laicidad que realizó en la sede de la Gran Logia de la Masonería del Uruguay el 14 de julio de 2005, dijo:

Señores, el Presidente de la República Oriental del Uruguay es el Presidente de todos los uruguayos y es en ese carácter, el de Presidente de todos los uruguayos, que vengo a la sede de la Gran Logia de la Masonería del Uruguay.

Vengo como antes vinieron otros Presidentes de la República. Vengo como también he ido, por citar apenas algunas visitas, al Comando General del Ejército, a la Universidad de la República, a la Intendencia Municipal de Rivera, al PIT/CNT, al Arzobispado de Montevideo, a la nueva planta de CONAPROLE o a la Terminal Portuaria Cuenca del Plata.

En estos sitios, como en tantos otros, hay ciudadanos uruguayos comprometidos con su país, con sus conciudadanos y consigo mismos.

¿Por qué, entonces, no han de tener los ciudadanos la posibilidad de invitar y recibir al Presidente de la República para considerar asuntos que hacen al devenir cotidiano de la sociedad y a la vida de cada uno de ellos?

Luego agregó:

La palabra laicidad, como el término laicismo, derivan de laico pero, obviamente, laico, laicismo y laicidad no son lo mismo, dijo Vázquez.

Sobre este discurso del entonces presidente uruguayo, un artículo de Néstor Da Costa “La laicidad uruguaya”, señala:

“En dicha oportunidad el Presidente Vázquez distinguió laicidad de laicismo, refiriéndose a la laicidad como “un marco de relación en el que los ciudadanos podemos entendernos desde la diversidad pero en igualdad”, y afirmando que “la laicidad no es incompatible con la religión; simplemente no confunde lo secular y lo religioso”. Tres afirmaciones en su discurso profundizan dicha reflexión:

  • Se falta a la laicidad cuando se impone a la gente. Pero también se falta a la laicidad cuando se priva a la gente de acceder al conocimiento y a toda la información disponible
  • La laicidad no es empujar por un solo camino y esconder otros. La laicidad es mostrar todos los caminos y poner a disposición del individuo los elementos para que opte libre y responsablemente por el que prefiera.
  • La laicidad no es la indiferencia del que no toma partido. La laicidad es asumir el compromiso de la igualdad en la diversidad.

La claridad del texto, así como el lugar elegido para el discurso, ponen de relieve una voluntad de avanzar en la consideración de una laicidad a la altura del siglo XXI”, termina diciendo el artículo.

Un doble discurso

La discusión sobre la laicidad, según parece, se desata cuando refiere a la iglesia católica, para otras religiones, no existe ese celo.

Indudablemente una doble vara para medir según convenga a algunos colectivos políticos o sociales.

“Laicidad no es laicismo, es no tener una religión oficial, no significa no tener una creencia”, dijo el nuevo presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, al culminar el encuentro y claramente le asiste razón.