
Con escenas que se rodarán en Moscú, para luego seguir en España, Francia y Uruguay, comenzará a fines de octubre la filmación de la película “Mi nombre es Patria”, historia basada en el libro del mismo nombre escrito por Raúl Vallarino y que narra la azarosa vida de la espía española del KGB, África de la Heras, que vivió 19 años en Uruguay dirigiendo toda la estructura de los servicios de espionaje soviético en América del Sur.
La superproducción se realiza con la intervención de tres países, Rusia, España y Uruguay y cuenta con la participación de actores de reconocida trayectoria, según la escasa información que dan desde el equipo de producción, porque se guardan en el máximo secreto los detalles del filme, debido a un presunto intento de plagio que se investiga.
La película narra la apasionante historia real de una mujer que se entregó en cuerpo y alma a los mandatos de la URSS, que para infiltrarse en América Latina, se casó con el escritor uruguayo Felisberto Hernández.
África de las Heras (María Luisa de las Heras en Uruguay), fue infiltrada en el entorno de León Trotsky en México, trabajó en Francia en apoyo de la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial; fue paracaidista y operadora de radio detrás de las fuerzas nazis en Ucrania y ejecutó a enemigos de la URSS. Se instaló en 1948 en Montevideo, haciéndose pasar como modista de alta costura y dueña de una casa de antigüedades en la Ciudad Vieja de la capital uruguaya.
Divorciada de Felisberto Hernández- para mantener la fachada- se casó con un agente del KGB, enviado a Montevideo por los servicios soviéticos, el espía italiano Valentín Marchetti (cuyo verdadero nombre era Giovanni Bertoni) quien se presentaba como experto en antigüedades.
Fue condecorada ocho veces por los servicios de espionaje del KGB y recibió el grado de coronel por sus servicios a la Unión Soviética.
Cada espía soviético que llegaba a instalarse por orden del Kremlin en América, durante la Guerra Fría, debía pasar por Uruguay a recibir instrucciones de la agente española.
Recientemente el gobierno ruso le erigió un nuevo monolito en su tumba en Moscú, en reconocimiento a sus servicios y emitió un sello postal en su honor.
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