La estación central de ferrocarriles General Artigas construida entre 1893 cuando el ferrocarril de capitales ingleses lograba su plenitud, fue diseñada por Luigi Andreoni, un ingeniero nacido en Vercelli, Italia quien además llevó adelante en Montevideo obras que hoy forman parte del más destacado acervo arquitectónico de nuestra ciudad capital, que aún perdura.
Andreoni fue además un pionero en la desecación de bañados en Rocha; profesor de matemática en la Escuela de la Marina Nacional; docente en la Universidad de la República; ingeniero jefe del ferrocarril; ingeniero jefe del puerto de Montevideo; ministro honorario del Consejo de Instrucción Secundaria y presidente vitalicio del Hospital Italiano entre otros cargos.
Este fin de semana, en el marco del Día del Patrimonio Nacional, volvió a abrir sus puertas, pero las intenciones del gobierno son llevar la restauración un paso más adelante y poder darle uso a la vieja construcción, templo de la revolución Industrial, ante su particular belleza de épocas idas en un entorno de gran simbolismo.
Además, el ministro Víctor Rossi explicó que “en estas jornadas del Patrimonio la población tendrá la oportunidad de caminar por las veredas y recordar vivencias, al tiempo que los más jóvenes conocerán el lugar por primera vez, luego de años en que los uruguayos estuvimos impedidos de ingresar”.

La Estación Central combina la arquitectura utilitaria con eclecticismo historicista, con una gran nave de andenes, para trenes y pasajeros, que cubría una luz (sin apoyos intermedios) de 47 metros de ancho por 120 metros de largo.
La nueva tecnología en estructuras de hierro, ampliamente utilizada en Europa para mercados, naves y depósitos, ya se conocía en Uruguay por el Mercado del Puerto, inaugurado en 1868, y el Mercado Central, de 1869, pero la Estación Central era más amplia, más bonita y más luminosa gracias a sus techos que intercalaban chapas onduladas de zinc y vidrio armado.
Se buscó que la galería de acceso, sobre la calle La Paz, fuera sugestiva. Entre sus arcos de medio punto, asentados en columnas dóricas, se colocaron estatuas de cuatro personajes relacionados con el desarrollo del ferrocarril y la ciencia: James Watt, George Stephenson, Denis Papin y Alessandro Volta.
Los ferrocarriles fueron nacionalizados el 31 de enero de 1949. Se pagó por ellos un precio descabellado, con una parte de la gran deuda que Gran Bretaña mantenía con Uruguay por aprovisionamientos durante la Segunda Guerra Mundial.
El tiempo de ser un edificación abandonada y devenida en basural parecen haber quedado atrás, volver a ver el brillo de uno de los más hermosos edificios del Uruguay, era una deuda pendiente con la sociedad, esperamos que las promesas se hagan realidad.

Tendrian que habilitarla nuevamente y que los trenes vuelvan a entrar ysalir desde alli y lanzar trenes turisticos a distintos puntos del pais.
Comments are closed.