El 30 de marzo de 2011 en Montevideo, al cierre de la conferencia de prensa que brindó junto al venezolano Hugo Chávez, el entonces presidente de Uruguay, José Mujica, se refirió al caudillo del Partido Nacional, Luis Alberto de Herrera, como ejemplo de la tradición anti-imperialista y contraria a la intervención en asuntos de terceros países de Uruguay.
“Gracias a Luis Alberto de Herrera no tenemos hoy un Guantánamo en Uruguay”, aseveró el expresidente uruguayo.
En la década del 40, Herrera se opuso a la instalación de bases militares en Uruguay por parte de Estados Unidos.
Mujica reconoció la grandeza del caudillo del opositor Partido Nacional “El doctor Herrera es parte de la historia de este país y tuvo durante muchos años la estatura para sembrar en este país lo que significaba la intervención. Por eso defendió a Sandino, defendió la no intervención en Corea. Sembró ideas”, afirmó Mujica y agregó que Herrera apoyó al Paraguay en la Guerra del Chaco en la década del 30.
Quienes estaban a favor de instalar las bases de EEUU en Uruguay
Al estallar la Segunda Guerra Mundial Herrera adoptó una posición claramente favorable a los aliados y contraria a la Alemania de Adolf Hitler, pero se opuso firmemente a que Uruguay se involucrara en el conflicto.
Cuando el canciller Alberto Guani comenzó a negociar la eventual instalación de una base naval estadounidense en Punta del Este, Herrera se opuso formalmente.
Esta actitud significó que se le acusara de simpatizar con el Eje, particularmente por parte del Partido Comunista del Uruguay (PCU), decididamente intervencionista tras la invasión de Alemania a la Unión Soviética en junio de 1941. En 1942 Alfredo Baldomir dio un golpe de Estado con apoyo de Batllismo y el Nacionalismo Independiente. El Partido Comunista apoyó las medidas tomadas por Baldomir y pidió la cárcel para Herrera y la clausura del diario El Debate.
Herrera respondió: Ni Rusia ni Estados Unidos… Ni la sovietización de las patrias americanas ni su subordinación a ninguna estructura –sea cual fuere su origen o finalidad– que tenga intención, propósito o sentido de limitar la bien conquistada soberanía de los pueblos. En definitiva: ni en las filas rojas del comunismo, ni una estrella más en la bandera de ningún imperialismo. El mundo no está ni política no ideológicamente cerrado a otras soluciones… Herrera citado por la agencia Reuters, 4 de julio de 1947.