Todo es muy surrealista y los españoles asisten azorados -en un mismo día- a dos hechos relacionados con la cultura y el deporte, que podrían tener varios títulos en las crónicas periodísticas: “Lopetegui y Huerta se fueron juntos” o “A Huerta, el fisco, no le dio tiempo para amar y mimar al deporte”, o simplemente “En siete días sólo vi la final del Roland Garros, no me dejaron llegar al Mundial”.
Pero Màxim el Breve, como se le conocerá de ahora en más, ha dimitido en una comparecencia pública en el ministerio donde dijo ser “absolutamente inocente” y aseveró que “la inocencia no vale de nada contra esta jauría” y que para no dañar el proyecto de Sánchez anunció que se iba. No aclaró a que jauría se refería, si al fisco por pretender cobrarle lo que había defraudado o a los políticos opositores.
“A veces hay que retirarse y eso hago. Yo amo la cultura y por eso me retiro. Me voy con la misma humildad que hace siete días”. Hizo una reseña de temas culturales e insistió otra vez en que amaba la cultura, pero no hizo una sola mención al deporte… Claro, no tuvo tiempo de mimarlo como prometió cuando se le recordó un tuit donde admitía que lo odiaba.
El fraude comprobado por la Agencia Tributaria de España se ratificó en mayo de 2017 y según la Justicia correspondía a los ejercicios fiscales de 2006, 2007 y 2008. Por esto, Hacienda le había reclamado a Huerta 366.000 euros.
En 2015, Màxim Huerta escribió en su página de Twitter: “Estar al día con Hacienda ya no se lleva” y fue premonitorio, en 2018 Hacienda se lo llevó…a él.
Lo sugestivo es que en la comparecencia para anunciar su dimisión, Màxim el Breve no dijo “he decidido”, respecto a que iba a renunciar; expresó, “hemos decidido”, dejando en claro que el ocupante sin votos de La Moncloa, le indicó donde estaba la puerta de salida.
Estar al día con Hacienda ya no se lleva.
— màximhuerta (@maximhuerta) 6 de febrero de 2015