En Uruguay, ese pequeño país de América del Sur, el fútbol ocupa un lugar preponderante. Con algo más de tres millones de habitantes, pocos se explican el fenómeno que provoca allí el deporte del balón, que le ha llevado a conquistar dos campeonatos mundiales de fútbol, dos medallas de oro en las Olimpíadas y consagrarse 15 veces campeones de América, un torneo continental que dos gigantes vecinos como Argentina y Brasil, no han podido superar.
¿Cuál es la razón de que en un país con tan pocos habitantes, surjan tantos futbolistas de élite?. Difícil de explicar.
Cuando juega su selección nacional, el país se paraliza. Todo se olvida, no hay dramas ni problemas, el fútbol obra el milagro y no existen las diferencias, ni siquiera en política.
Ya en estos días, las banderas de Uruguay están en todos lados, en los edificios, en los comercios, en los automóviles y en los autobuses del transporte colectivo. Es que comienza el mundial de Rusia y el equipo nacional debuta el 15 de junio enfrentando a Egipto.
Pero el toque impactante lo ha dado la Intendencia Municipal de Montevideo, que ha permitido que el colosal monumento a El David, de Miguel Ángel, se vista con la camiseta celeste y el pantalón negro, vestuario tradicional de la selección de fútbol de Uruguay.
El genial Miguel Ángel jamás lo habría imaginado, pero su David, resultó futbolista y fanático de Uruguay.
Eso no es nada, a la Mona Lisa de Da Vinci le quieren teñir el pelo de celeste…
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