Pedro Sánchez ha vuelto a juntarse con Podemos, demostrando que los populistas son sus hermanos de ruta y que su vehemente repudio cuando dijo que Podemos era populismo y que estos planeaban “convertir a España en Venezuela” y que el PSOE jamás pactaría con los populistas “ni antes, ni durante ni después” de las elecciones, no era verdad.
¿Se le puede creer a Sánchez? es la pregunta que le surge a la mayoría de los votantes socialistas que ya le dieron la espalda en dos elecciones generales consecutivas.
El dirigente del PSOE, Óscar Puente ha anunciado que su partido y Podemos, pedirán la comparecencia en Pleno de Rajoy para que explique sobre su declaración en la Audiencia Nacional por el caso Gürtel.
Puente señala que “Rajoy no tenía la opción de no saber”, pero si desconocía lo que sucedía a su alrededor eso “le inhabilita como político” y tiene que dimitir.
Pero si dimite, será muy difícil que Sánchez gane unas elecciones generales, porque la masa mayoritaria socialista no le quiere, solo tiene el 50% de los militantes afiliados que lo llevaron a la secretaria general del PSOE, pero estos no le harán ganar una elección general.
Los resultados de la elecciones generales de 2015 y 2016 son claros, él llevó al PSOE a dos estrepitosas derrotas, pero como dice el viejo refrán, “No hay peor ciego que el que no quiere ver”.
Catedrático en derrotas, no asume las culpas de haber dejado al PSOE con tan solo 85 diputados en el Congreso de España.
Ahora va en busca del “hermanamiento” con Pablo Iglesias y hace carne con la histórica frase del “Martín Fierro”: “los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera”.
PSOE y Podemos, un solo corazón.
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