Cuando empezaron a funcionar, las iniciativas ciudadanas abrieron la esperanza a una mayor implicación de los ciudadanos en el proceso de toma decisiones de la UE. ¿En qué punto estamos ahora?
-Que yo sepa, se han lanzado 51 iniciativas, y ni una sola ha alcanzado su objetivo, que se legisle sobre el tema. He hablado con muchas personas en la sociedad civil que dicen que todo esto no sirve para nada, que es una manipulación, porque sencillamente, la Comisión no acepta ninguna iniciativa. La gente más razonable dice que la Comisión no está haciendo un buen trabajo, pero esperan que, con ayuda del Parlamento, con mi informe, podamos dar la vuelta a la situación.
La Comisión ha sido muy legalista, más que política, no creo que entiendan que se trata de una forma de involucrar a los ciudadanos. Se tarda mucho en conseguir un millón de firmas, pero eso también quiere decir que hay un millón de personas que se han implicado de alguna forma. Cada vez que se rechaza una iniciativa que ha conseguido un millón de firmas, se crean un millón de euroescépticos.
¿Cómo se puede mejorar el proceso? Algunas campañas refirieron problemas con algunos requisitos de recogida de datos en los Estados miembros, otros dicen que un año es poco tiempo para recabar un millón de firmas.
-Estoy abierto a escuchar cualquier argumento que diga que un año no es suficiente, pero desafortunadamente esto está en el Tratado y no puede cambiar, al igual que la referencia al millón de firmas. Creo que la idea de fondo fue que debía haber algunos obstáculos, por miedo a que hubiera muchas iniciativas frívolas.
Acepto que no es un instrumento fácil de poner en marcha, pero creo que se puede conseguir que funcione. Realmente, el mayor problema es que lanzar una iniciativa es mucho más caro de lo que se había pensado. Las que han llegado a algún sitio han tenido algún apoyo, y preocupa que intervengan grandes empresas.
¿Cuál debería ser el papel del Parlamento Europeo? ¿Debería apoyar más iniciativas, poner más presión sobre la Comisión…?
-Mi postura es que debe haber una audición para cada iniciativa que alcance el millón de firmas; si sólo alcanza 150.000, entonces no. Un segundo punto es qué comisión parlamentaria debe organizar la audición, ya que es probable cierta hostilidad por parte de la comisión que resulte afectada por la iniciativa.
Las comisiones parlamentarias deben evaluar las iniciativas con toda la objetividad posible, tienen que ser neutrales, y si un millón de personas creen que tiene que haber legislación sobre el tema, hay que tomarlas en serio. Incluso si se trata de un tema que no vaya a gustar a mucha gente. Hay un elemento político en todo esto, hay iniciativas más de izquierdas o más de izquierdas, y no creo que tengamos que estar eligiendo. Si cumplen los criterios, se les tiene que permitir seguir adelante.
Un caso particular es el de la petición “Stop TTIP”, que qunque recogió más de un millón de firmas, la Comisión dictaminó que no cumplía los requisitos. ¿Qué opina?
-Con la ley en la mano, creo que la Comisión tiene razón, porque según el procedimiento actual un tema que se está tramitando en ese momento no puede ser objeto de una iniciativa ciudadana. En segundo lugar, y esto es más complejo, una iniciativa ciudadana no puede parar, revertir o negar legislación. Yo creo que esto debe cambiar, y que debería ser posible que una iniciativa ciudadana de un vuelco a legislación ya existente.
Fuente: PE