El Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile notificó a la revista Punto Final que el aniversario de la publicación -que iba a celebrarse el 25 de septiembre en la explanada del Museo-, no podría efectuarse con la presencia del Vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera, que es el invitado de honor al 50º aniversario de la publicación chilena.
García Linera, es un político radical de izquierdas y criticado además por su obsecuencia al presidente Evo Morales.
Esta decisión fue comunicada por el director ejecutivo del Museo, Ricardo Brodsky Baudet, al representante de Punto Final, David Pulgar Bravo.
Brodsky explicó que la presencia del Vicepresidente de Bolivia podía perjudicar al Museo, cuyo financiamiento proviene del Estado vía Presupuesto aprobado por el Congreso Nacional, debido a la situación de las relaciones chileno-bolivianas y a la proximidad del fallo del Tribunal de La Haya por el difrendo mar´timo entre los dos países
El director de Punto Final, Manuel Cabieses, junto con manifestar su protesta por una decisión que considera arbitraria y discriminatoria y que causa grave daño a la revista, anunció que buscará un recinto libre de prejuicios para celebrar el 50º aniversario de PF “con la participación del hermano García Linera y de otros representantes de pueblos latinoamericanos”.
García Linera habla sin saber y acusa al gobierno chileno
El radicalismo del vicepresidente boliviano le lleva a decir inexactitudes ya que calificó el jueves el veto a su presencia en Chile creyendo que fue por parte del Gobierno de ese país y señaló que es “un error político” porque -dijo- “una democracia debe mostrarse tolerante con todo tipo de expresión”.
Ayer, la revista política “Punto Final” denunció el veto a la presencia del Vicepresidente de Bolivia, en la celebración del 50 aniversario de la publicación, una de las más tradicionales y contestatarias de Chile.
“Es un error político, porque una democracia tiene que mostrarse tolerante a cualquier tipo de expresión política, cualquier tipo de criterio político”, manifestó.
El Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, en Santiago, dependiente del gobierno chileno, donde debía realizarse la actividad, decidió cerrar ese espacio apenas se confirmó la presencia del mandatario boliviano para el 25 de septiembre.
“Resulta que en el lugar donde iba a darse esta celebración, los dueños o los encargados del lugar establecieron un veto, dijeron que si estaba el Vicepresidente de Bolivia iban a tener problemas”, dijo.
García Linera, en entrevista con la televisora Cadena A, manifestó que esa decisión la tomó como “un veto político injustificado” y agregó: “No les gusta oír verdades y la posición firme de Bolivia”.