“Nuestro objetivo principal siempre fue a ocupar la centralidad de lo político, aprovechando la crisis orgánica incipiente. Esto no tiene nada que ver con el “centro” político del discurso burgués. Nuestro desafío, en términos de Gramsci, en esta guerra de posición fue la de crear un nuevo sentido común que nos permita ocupar una posición transversal, en el centro del espectro político recién reformulada”.
En otra parte de la entrevista Iglesias se refiere a la situación en el País Vasco y a ETA y le preocupan que entre 400 y 500 presos de la banda terrorista permanezcan en cárceles alejadas de su región que dificulta la visita de los familiares y lo considera como ‘trágico’.
“En los últimos años, el conflicto en el País Vasco ha perdido parte de su centralidad, que era esencial para el régimen, a causa de la cesación del fuego y luego el abandono de la lucha por ETA -aunque aún hay entre 400 y 500 prisioneros en cárceles a cientos de millas de sus familias. Sigue siendo un problema político trágico. Pero a medida que la cuestión vasca estaba perdiendo centralidad, la pregunta catalana se hizo cada vez más prominente. Hasta la aparición de Podemos en 2014, Cataluña fue la más visible y el aspecto más plenamente articulado de la crisis del régimen, provocando intervenciones abiertamente contradictorias desde dentro del bloque gobernante, como cuando el Tribunal Constitucional anuló el Estatuto revisado de Autonomía que Zapatero tenía acordado con las autoridades catalanas, que encendieron un sentimiento de indignación en Cataluña”, aseguró Iglesias.