Según puede relevarse en la prensa escrita uruguaya, la carrera diplomática de Almagro da un brinco cualitativo por efecto de su vínculo político con el Senador y antes Presidente Mujica, que lo lleva por influencia de su mentor a rápidamente ocupar cada vez más importantes posiciones en el servicio exterior en el cual fungía como funcionario durante el primer Gobierno de Vázquez hasta el de Canciller durante cinco años en el de Mujica. Trayectoria que en absoluto no va en desmedro de sus condiciones personales, pero en el caso de Almagro tal claro perfil político partidario luego se verifica en la toma de decisiones al frente de la diplomacia uruguaya. Participa activamente en las campañas políticas en las diversas instancias electorales uruguayas siempre desde su grupo político y apoya su gestión en el concurso de personas designadas bajo criterios políticos y de confianza personal, o de su jefe, en desmedro del servicio profesional y de carrera al que excepcionalmente recurre. Se incrementa notoriamente la plantilla de embajadores políticos y se reducen drásticamente las tradicionales estrictas exigencias profesionales para el ingreso al servicio exterior uruguayo de forma tal de permitir el ingreso de una mayor porción de la militancia, entre otras muy principalmente y notorio se destacó el dejar sin efecto el requisito de dominar el idioma inglés. Hoy, huelga señalar, lengua común en el planeta. El paradigma de la política exterior uruguaya (Almagro) en el período Mujica, fue una diplomacia con fuerte contenido ideológico partidario, no profesional sino voluntarista de acuerdo con la impronta personal de un variopinto y no siempre coherente jefe de Estado, que con seguridad condicionó a Almagro aceptar posiciones en algunos aspectos relevantes reñidas con el contenido sustancial de su discurso de inicio en la novel Secretaría.
En un trabajo periodístico de reciente aparición de muy amplia repercusión regional que fuera reproducido en Brasil por la Revista Veja, se señala que siendo Almagro Canciller, participa activamente de la decisión de ingresar a la Venezuela chavista al MERCOSUR. Finalidad última que no repara en emplear cualquier medio, aun cuando ello pase por la opción de votar la exclusión de Paraguay, bajo el expediente de un motivo político subalterno por antonomasia reñido con la institucionalidad democrática. Lo cual, fue reconocido después con meridiana claridad en las palabras de Mujica. El acercamiento de la política exterior uruguaya a la Venezuela chavista no fue ocasional en la antedicha oportunidad, sino jalonado desde muchos años antes por la otrora generosa billetera de Chávez, que interviene en la política interna de los países de la región aparentemente apoyando financieramente campañas electorales directamente o mediante inversiones que lo asocian con emprendimientos comerciales públicos y privados; compra de papeles del Estado (de la Argentina fuera del mercado de capitales y de otros); en negocios petroleros y bancarios no siempre rentables, pero en línea con una vocación internacionalista de clara intervención en asuntos domésticos de otros países del continente.
Siempre que éstos países fueran gobernados o existiera la expectativa cierta de ser gobernados por grupos afines ideológicamente y dóciles a un liderazgo extinguido por la muerte del líder absoluto, que hoy se desintegra bajo el signo del descalabro político y económico, pero manteniéndose el sesgo autoritario no respetuoso de los derechos humanos.
La circunstancia de que la América de la época, en que Almagro estuvo al frente de la diplomacia uruguaya, no sea la de dictaduras de derecha sino en general la gobernada por grupos políticos afines, conduce a que la mirada internacional desde las cancillerías respectivas a los vecinos o desde los organismos internacionales a lo interno de los países que los integran y componen, respecto fundamentalmente del ejercicio de la regla democrática y en materia de derechos humanos, resulte una tarea no sencilla para una diplomacia ideológica del mismo signo y con iguales simpatías a la de los gobiernos afines de éstos países. Resulta un hecho que ésta diplomacia ideológica centró su discurso en la lamentablemente histórica violación de los derechos humanos característico de las dictaduras latinoamericanas de derecha de algunas décadas atrás, pero no mira, salvo dignas excepciones, las flagrantes violaciones a los derechos humanos perpetradas por gobiernos del mismo signo ideológico. Es notorio hoy en la desgarrada Venezuela de los presos políticos y falta de libertades, fundamentalmente de circulación, expresión, asociación y de prensa, falta de garantías con la inseguridad rampante de un poder judicial no independiente sino dependiente del poder político chavista y al servicio de sus herederos narco revolucionarios gobernantes enriquecidos, según se pudo revelar por diversos medios de prensa en los últimos meses.
Probablemente quienes hoy, como Almagro, pero desde las cancillerías de los gobiernos de signo afín, propician la consolidación del ingreso de Cuba a la OEA, los mueva una motivación ideológica que prescinda mirar a la interna de la isla con características esencialmente similares a las señaladas de la actualidad de Venezuela, y desconocer una oposición política al régimen de partido, prensa y discurso únicos, de indudable existencia y legitimidad. Actitud mezquina ya equivalente a pretender tapar el sol con una mano.
La motivación de los líderes del Partido Demócrata probablemente consista en que luego de advertir el fracaso de la política de aislamiento solo funcional al discurso del régimen represivo y que sufren principalmente lo cubanos y sus familias dentro de Cuba y de la diáspora de cubanos en el exterior, legítimos opositores, no sus gobernantes con sus privilegios, consideren la potencialidad de una nueva política, que con el reinicio de las relaciones diplomáticas se materializa la esperanza que tras la apertura diplomática y comercial de ineludible necesidad para el régimen, dado el rotundo fallo de sus programas económicos desde vieja data actualmente en sus dramáticos últimos estertores principalmente derivados del descalabro venezolano sin perspectivas, traiga aparejada la tan deseada apertura política.
Pero si bien los motivos que pueden ser distintos, hoy al menos existe consenso en dos aspectos, la apertura de relaciones diplomáticas entre Cuba y EEUU y en dicho marco, el ingreso a la OEA. El segundo punto de coincidencia es la elección de Almagro.
Mujica con sus vaivenes, finalmente si bien rindió y rinde pleitesía al signo y diplomacia ideológica regional, llámese atento a las indicaciones y solicitudes de Dilma, en su día Chávez y siempre los Castro y, tal vez sin quererlo íntimamente, se prestó a participar en contubernios alejados de la regla legal e institucional como el ingreso por la ventana de Venezuela al MERCOSUR, paralelamente mantuvo e incrementó el vínculo con la administración Obama. Le prestó sus servicios, aún a riesgo de resultar harto desprolijos en el affaire de los ex presos de Guantánamo. Pero finalmente reconoció y recibió a la oposición cubana. Y probablemente también, en su anárquico fuero más íntimo, pretenda la apertura política en Cuba y la reconciliación del pueblo cubano en paz, bajo la regla democrática, el fin de la dictadura y el advenimiento del pluripartidismo, la tolerancia y la libertad. Cosa que no es poco, si se conoce el dogmatismo cuasi religioso de la feligresía bien pensante en Latinoamérica de corte autoritario de izquierda con los mismos métodos del fascismo, que somete a la inquisición el más mínimo ejercicio de libre pensamiento en dirección distinta de La Verdad con Mayúscula.
El sino de la post modernidad caracterizado por la indiferencia y la subcultura, al menos lo último en éstas latitudes y longitudes, ibero luso americanas, facilita la exposición de argumentos discursivos auto acríticos y poco claros, aún grotescos, como los del nunca igualado Maduro, munidos de palabras bien sonantes como derechos humanos, siempre de izquierda solo respecto de gobiernos de derecha.
Pero en el caso de Almagro, a diferencia de Mujica que actualmente no tiene que gobernar y, justo es decir, a su pesar o no, cuando lo hizo no quiso o no pudo alterar, pero en definitiva preservó, las tradicionales bases democráticas uruguayas, lo convoca la acción y la actualidad de flagrantes violaciones a la regla democrática y a los derechos humanos como en Venezuela y Cuba, por solo señalar los dos ejemplos más claros. Vulneraciones que no son solo palabras ni historia reciente o antigua, sino a personas que efectivamente hoy están condenadas injustamente al atropello.
El tiempo en definitiva nos permitirá conocer cuál es el camino que elegirá, si el insulso o el de Inzulza de mirar para el costado, o el de quedar en la historia a la altura de las circunstancias y el de la emergencia de la actualidad de la democracia y de los derechos humanos en el continente, que una ya consagrada trayectoria personal que le desliga o al menos le concede ciertas libertades, le permita adoptar un curso de acción efectivo, que no solo sean palabras.
Por Ettore Cavali
Me gusta esta columna porque dice claramente lo que sucede en una OEA que no tiene ya razón de ser. Por otro lado me gustaría que se ocuparan de explicar que función cumple hoy ALADI, salvo gastar en sueldos para cargos que nadie sabe que hacen ante tantos improductivos bloques regionales.
Gracias
¿ALGUIEN SE ACUERDA DE LOS OSOS DE LA PLAZA INDEPENDENCIA DE MONTEVIDEO Y DEL “ARTISTA”?
REPRODUCCIÓN DE LA NOTA DEL PORTAL PRIMERA HORA.COM.UY
En al edición de Búsqueda de ayer, el semanario señala que Hiram Cohen (nombre muy sugerente con connotaciones masónicas que no viene al caso analizar) no existe y que el mentado creador era nada menos que el actual canciller Almagro, que en aquel momento desempeñaba funciones diplomáticas en Alemania. La falta de rubros económicos para contratar a un artista de verdad que ejecutara la obra motivó al diplomático a inventar una salida. No queda claro al final si lo pintó él o si convocó a algún artista amigo, pero las fotos y las declaraciones públicas de la época lo señalarían a él como el autor del trabajo.
Hasta ahí bueno, cualquiera puede tener un seudónimo artístico, pero para eso es necesario ser artista, para empezar. Luego, eso de inventarse toda una identidad de un “alguien” que no existe, sacarse fotos y hacer declaraciones públicas en la propia página de la organización internacional organizadora del evento es cuando menos una falta de respeto… con todo respeto…
VER LA NOTA CON FOTOS:
http://www.primerahora.com.uy/3526-vergonz%E2%80%A6-oso.html
Mmmm, raro todo lo de la intrascendente OEA, creo que seguirá el camino de mirara para otro lado y conservar al cargo
Un buen análisis de un personaje que está claro nunca resolverá más allá de los intereses del club ideológico. ¡siga el corso! la opacidad de la OEA, será la misma
Un artículo acertado que revela la realidad que vivimos a nivel regional en materia de bloques inoperantes. Celac, Mercosur, Alba, Unasur, etc. son ferias de vanidades que solo alimentan egos personales y que nunca resuelven nada
¿que se pude esperar de los compañeros de ruta? Recuerdo que siempre la OEA tuvo grandes personalidades al frente, mas alla de las discrepancias, tenian credenciales para mostrar. hoy ya no.
Creo que como dice el articulo el ingreso de Cuba a la OEA, tiene una motivación ideológica que no les permite pedir al menos elecciones libres en la isla.
Es clara y concreta la nota y lo que hicieron Mujica y Almagro con Paraguay, no tiene perdón. El excanciller no está a la altura del cargo que le gestó su jefe.
Esperemos que Almagro no siga las “indicaciones” de los progresistas de cartón y mueva la OEA. Aunque creo que todo seguirá como lo dejó Insulza.
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