Francisco condena la política del "despilfarro" en la Expo de Milán

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Apertura de la Expo de Milán
Apertura de la Expo de Milán
El Papa Francisco participó en la ceremonia de inauguración de la Expo de Milán 2015 titulada “Nutrir el planeta, energía para la vida”, a través de una conexión televisiva en directo este primero de mayo, y pidió a todos los que trabajan en esta gran exposición, que se sientan involucrados en “un gran proyecto de solidaridad”.
Comenzó su discurso presentando sus palabras como la voz del Obispo de Roma que habla en nombre del pueblo de Dios, y “es la voz de tantos pobres que forman parte de este pueblo y con dignidad buscan ganarse el pan con el sudor de su frente”. En este sentido el Papa insistió en que la Expo es una ocasión propicia para globalizar la solidaridad, y pidió que el lema de este encuentro no se quede sólo en un “tema”, sino que se piense en los rostros de los millones de personas que hoy tienen hambre y que hoy no comerán en modo digno, un modo digno de un ser humano. Quisiera que toda persona – a partir de hoy – toda persona que irá a visitar la Expo de Milán, atravesando aquellos maravillosos pabellones, pueda percibir la presencia de aquellos rostros. Una presencia escondida, pero que en realidad debe ser la verdadera protagonista del evento: los rostros de los hombres y de las mujeres que tienen hambre y que se enferman, e incluso mueren, por una alimentación demasiado carente o nociva.
La “paradoja de la abundancia” – expresión usada por San Juan Pablo II hablando precisamente a la FAO (Discurso a la I Conferencia sobre Nutrición, 1992) – persiste todavía, no obstante los esfuerzos realizados y algunos buenos resultados. También la Expo, de alguna manera, es parte de esta “paradoja de la abundancia”, si obedece a la cultura del derroche, del descarte, y no contribuye a un modelo de desarrollo equitativo y sostenible. Por lo tanto, hagamos que esta Expo sea ocasión de un cambio de mentalidad, para terminar de pensar que nuestras acciones cotidianas – en cada grado de responsabilidad – no tengan un impacto sobre la vida de quien, cerca o lejos, sufre el hambre. Pienso en tantos hombres y mujeres que sufren el hambre y especialmente en la multitud de niños que mueren de hambre en el mundo, dijo el Papa.