El consejero de la Presidencia catalana ha situado la apertura de las delegaciones de Roma y Viena como “una necesidad y una obligación” del Govern autonómico para “defender nuestros intereses en el mundo y particularmente en Europa, de donde formamos parte claramente”. Homs ha subrayado que en el momento político que vive Cataluña “es fundamental tener presencia en las capitales importantes de Europa, donde además hay presencia de organismos multilaterales”. “Tendremos que hacer un hacer un salto cualitativo, ya no sólo dar a conocer la realidad de Cataluña, sino establecer las relaciones y los intercambios de impresiones necesarios para poder alcanzar el reconocimiento de Cataluña como Estado, si así lo deciden los ciudadanos”. La voluntad, ha explicado Homs, es poder “disponer de las infraestructuras necesarias” para “enfocar con las máximas garantías posibles” el proceso catalán.
Homs ha querido poner de relieve que este reforzamiento de la estructura exterior de la Generalitat se enmarca en la “vocación marcadamente europea y europeísta” de Cataluña y la voluntad de “permanencia” en las instituciones europeas, que queda patente con La ley de acción exterior y relaciones con la Unión Europea, aprobada por una amplia mayoría del Parlamento. “Es un testimonio inequívoco de la vocación europeísta del pueblo catalán”, ha subrayado. Y enfatizó: “creemos firmemente que la viabilidad futura de nuestro país y de nuestras sociedades sólo es posible en un contexto de una Europa federal fuerte políticamente, que dé cobertura y garantías ante los retos que conlleva la globalización”.
Las delegaciones de Roma y Viena se sumarán a las ya existentes en Bruselas, que se reforzará, Berlín, París, Londres, Nueva York y Washington.
‘Reivindicamos el mismo derecho que cualquier otro pueblo’
Homs ha defendido el proceso “transversal” que vive Cataluña, que “no es reclamación de un gobierno o de determinados partidos políticos, sino una reivindicación ampliamente compartida por la ciudadanía de Cataluña”, que “se ha expresado cívicamente en las calles y las urnas “, con cuatro movilizaciones masivas y un 80 por ciento del Parlamento a favor del derecho a decidir”. Lo que pasó el 9 de noviembre no es un hecho puntual, aislado, sino que es la culminación a un deseo mayoritario de comenzar una nueva etapa, de poder votar y decidir”.
Para el consejero de la Presidencia- a pesar que la mayoría de catalanos no participó del 9N- “la reivindicación de una gran mayoría de los catalanes es sencilla e incuestionable desde una perspectiva democrática: los catalanes quieren decidir con toda libertad su futuro político, y lo quieren decidir en las urnas, votando”. “Reivindicamos el mismo derecho que cualquier otro pueblo”, como Quebec o Escocia, concluyó.