La FIFA sólo tiene en cuenta a las naciones poderosas y los países pequeños -aunque tengan grandes selecciones- se ven impedidos de progresar porque los dirigentes de la desprestigiada asociación harán cualquier cosa para cortarles las alas.
La gravedad de sus acciones está reflejada en lo que vienen haciendo de un largo tiempo a esta parte. El polémico Mundial de Qatar 2022, es una prueba evidente de que ya se deben tomar medidas para detener los atropellos de la FIFA.
Como será de grande la situación que los propios ingleses del diario Sunday Times provocaban un escándalo en el mundo del deporte con una portada donde titulaba: “Así se compró el Mundial de Qatar”.
La investigación periodística revela que se habrían pagado sobornos para influir en la decisión de la FIFA en el 2010 de escoger a Qatar —en lugar del Reino Unido— como sede de la Copa Mundial del 2022.
Claro, los ingleses denunciaban pues les quitaba la posibilidad de ser anfitriones del mundial 2022, porque convengamos que siempre actúan en acuerdo con la FIFA en sus atropellos.
Todo el mundo en contra de jugar en Qatar, ya que se impone la inhumana decisión de hacer jugar los partidos con temperaturas cercanas a los 50 centígrados, lo que representa un riesgo para la salud de los jugadores.
Se asegura que la FIFA ordenó una investigación interna, pero ya imaginamos como terminará, en nada.
Pero más allá de esta denuncia hay mucho más. En abril de 2013 la prensa mundial destacaba: Grave denuncia de corrupción contra Blatter. Ex presidente de Concacaf Jack Warner dice que recibió 6 millones para asegurar los votos de Centroamérica en la elección que llevó al suizo a la presidencia de la FIFA, en 1998. “Blatter jamás hubiese sido presidente de la FIFA” sin los 30 votos de la CONCACAF, señaló Warner en un discurso distribuido a la prensa internacional.
Hoy con la desmedida sanción a Luis Suárez, la FIFA demuestra que cualquier país pequeño- por más poderoso que sea futbolísticamente- tendrá mil escollos para intentar avanzar, mientras que a los grandes se les facilita el camino, inventando o torciendo leyes para beneficiarlos.
En el caso de Uruguay, nunca tantos, le temieron a tan pocos y eso debe ser un motivo de orgullo para los tres millones de uruguayos.
Es hora de decir basta a tantas tropelias y también es hora que, en el caso de América Latina, aparezca como el primer bloque para contener el monopolio de la FIFA, considerando conformar una nueva asociación, porque la Conmebol, es servil a Blatter y sus acólitos.
En el mundo del boxeo existen tres entidades globales que rigen el destino del deporte de los puños; en el rugby, dos organizaciones…¿entonces por qué no puede haber otra más en el fútbol para terminar con la prepotencia de la FIFA?
En esto, los presidentes de los países americanos deben liderar la rebelión ante los siniestros designios de Blatter y sus dirigentes, que además prohiben la injerencia de los gobiernos en temas de fútbol.
Si varios países se alejan, provocarán el miedo de los poderosos a que comience una catarata imparable de deserciones a nivel mundial.
Allí es donde presidentes como Ollanta Humala de Perú; Rafael Correa de Ecuador; Evo Morales de Bolivia; José Mujica de Uruguay; Juan Manuel Santos de Colombia; Michelle Bachelet de Chile; Nicolás Maduro de Venezuela y tantos otros que hablan de la “Patria grande latinoamericana”, hagan realidad ese deseo, ayudando a conformar una asociación para quitar del medio a la Conmebol que sirve exclusivamente a los intereses de la FIFA y no a las necesidades de países a los que debe representar.
Entonces si, luego, con más naciones, que también han padecido las siniestras decisiones de la FIFA, habrá que ir por la conformación de otra entidad para regir los destinos del fútbol mundial.