Otro festival de Eurovisión que pasa sin pena ni gloria

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Hoy todo es marketing, lo artístico solamente no le interesa a los que votan en el festival. Efectos especiales de gran calidad, eso se debe reconocer y la “simpatía” que se vuelca hacia lo distinto, no digo calidad, digo distinto, que no quiere decir mejor.
Hoy para trascender vale dejarse la barba pero a la vez caracterizarse como mujer y cantar una canción medianamente aceptable- aunque las hubo mejores- para que la gente y y los jurados no juzguen la mejor canción o interpretación y que se definan por el “distinto”, aunque sus valores artísticos estén por debajo de lo que debería ser un festival de la canción.
Indudablemente que el dúo The Common Linnets con el tema “Calm after the storm” en representación de los Países Bajos, es muy superior al tema ganador de Austria, “Rise like a phoenix”, interpretado por Conchita Wurst, nombre artístico de Thomas “Tom” Neuwirth, un cantante austríaco que interpreta este personaje de la diva barbuda.
España, como siempre, aunque lleve la mejor canción del mundo, siempre quedará relegada, vaya a saber por que motivos, aunque este año estuvo excelentemente representada por Ruth Lorenzo con el tema, “Dancing in the rain”, que quedó en el 10º lugar, pero mereció una mejor colocación.
Eurovisión que cada año se aleja más y más de lo que debe ser un festival de la canción, se va convirtiendo en espectáculo de efectos especiales donde los temas musicales pasan al segundo lugar y si antes uno iba a los viejos circos de los pueblos donde anunciaban la presencia de la mujer barbuda, ahora no necesita salir de casa y la puede ver en Eurovisión.
El próximo vaya uno a saber que otro fenómeno nos presentarán.